-Su mirada se desvió lentamente hacia un lado a la par que recibía halagos frente a los que no estaba muy acostumbrado. Luego agregó.- No me vas a cobrar, ¿verdad? -Y sus labios apenas se doblaron en una sonrisa, denotando que estaba bromeando. Finalmente volvió a ver el rostro de la muchacha cuando escuchó la pregunta, cruzando su mirada con la ajena con un detenimiento contemplativo.-
Si, llegué de Ucrania hace un par de semanas. -Hacía un gran esfuerzo porque no se notara el acento, había practicado inglés lo suficiente como para no recibir esa pregunta muy seguido en el trabajo.- ¿Qué hay de ti? Alissa suena griego. -Menciona el joven en un tono peculiarmente suave.-
Tras haber concluido el saludo, Ali aún mantenía la sonrisa dibujada en sus labios y es que le era difícil evitarlo, le encantaba poder conocer a nuevas personas —¡Muchas gracias! Tu nombre también es bonito, es la primera vez que lo escucho. —Sin esperarlo, se le escapó una divertida risa, aquel comentario no se lo esperaba, pero de algún modo, la hizo sentir más aliviada con respecto al tema de andar por ahí dando su opinión a persona que no conocía —Ni te imaginas lo mucho que suelo hacerlo y si deseas puedes volver a tener mi asesoramiento cuando lo necesites.
Al momento de haber terminado de decir aquello, la castaña fija su mirada sobre Yasha y sin contener su curiosidad lanza su duda —Por cierto, ¿Eres extranjero?
-Miró la mano de la muchacha, luego su rostro. El rubio también sonrió aunque con más suavidad. Le agradó ver que en ese país donde no conoce a casi nadie hay gente tan amigable.-
Yasha, me llamo Yasha. Es un gusto Ali, tienes un lindo nombre.
-Extendió su mano a la par que hablaba, estrechó la ajena despacio, sin agitarla. Pronto la soltó.-
Y... ¿acostumbras a asesorar desconocidos por la calle?
Como de costumbre, la castaña había dado su opinión sin que se la hayan pedido y a un desconocido y solo logró darse cuenta al momento en que pidieron saber quién era; así que sintiéndose ligeramente avergonzada, Ali muestra una sonrisa y extiende su mano para poder estrecharla con la de aquella persona —¡Lo siento! Mi nombre es Alissa, pero me gusta mucho más que solo me digan Ali.
¿Eso crees? -Se mira el buzo de nuevo, lo estira un poco y lo suelta. A pesar de ser alto lo cubre hasta casi las rodillas.- Uhm... tal vez me lo quede. Gracias ehm... ¿quién eres?
