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31-35, M
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Valkiria · 31-35, F
-Lo zapea en busca de su respuesta- (?)
 
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LadyVixen · 22-25, F
LadyVixen thinks you are Strong.

[code] —De tus labios beberé la ambrosía de la vida. En tus brazos descansaré bajo el manto nocturno. Y de tus manos obtendré la fuerza para empuñar la espada que acabe con nuestros enemigos. [/code]
User1576589 thinks you are Handsome.
G1575593 · F
Aquel "toro" era la viva representación del Dios Apis, portaba el disco solar Uraeus arriba de su cabeza, había salido dentro de un gigantesco sarcófago de piedra, con cuerpo humano y taurocéfalo. La teología de esta criatura se articulaba en torno a un ciclo que encerraba un doble significado: Personificando la fuerza de los faraones, aquellos capaces de gobernar el cosmos, y por el otro, se convertía en el símbolo del renacimiento de Osiris. Ante cada imponente paso que daba, parecía como si los cimientos de aquella obra arquitectónica de arte, técnica y estética se desmoronaran. La criatura se mantuvo dentro de los límites que le imponía la necesidad de ver en el seraperum a un antagonista digno al que debía enfrentarse. Esa visión por momentos se rodeó de un lirismo místico, la imprescindible figura de la fuerza encarnada de la naturaleza, fuerza a veces demoníaca, maligna, portadora de la muerte que éste develaba, se hizo presente, cuando en un arranque de acción mortífera emprendió una poderosa embestida en dirección a quién veía como su oponente, no se podría subestimar su autenticidad e integridad, no se podría concebir la más mínima merma en la capacidad embestidora del heraldo de Ptah. Su fiereza, su acometividad estaba impregnada con la bravura y el poder de la corte de los dioses del antiguo Egipto.

Gianna mientras tanto, con ímpetu oscuro y tenebroso, se deleitaría apreciando la faena bélica que presenciarían sus ojos. Ella misma se preguntaba si el hombre que tenía a su lado sería capaz de hacerle frente a Apis, o esquivaría a la bestia cual toreador en medio de una fiesta taurina.
G1575593 · F
Le observó con atención, casi como si estuviera estudiando sus reacciones, sus movimientos, sus gestos. La excelente habilidad que poseía Gianna para memorizar y leer a las personas era indudable, sin embargo, procuró no mostrarse invasiva, en sus prioridades actualmente se encontraba otra cosa. Su vista se entrecerró cuando escuchó la petición del más alto ¿Acaso ella tenía cara de bruja?, la ironía impregnada en el momento casi la hacía reír. Extendió la mano y recibió el sobre que le era ofrecido, sin apartar su vista del rostro contrario, de repente, cuando observó aquel pergamino de reojo, logró reconocer casi de inmediato aquellos escritos de saberes arcanos y de magia ritual, la Virgen Negra, nunca se imaginó que volvería a ver un manuscrito de los tantos perdidos cuyas lecturas se decía que provocaba la locura y la muerte, lo que el inesperado invitado tenía en sus manos eran uno de los registros de fórmulas olvidadas que permitían contactar con entidades sobrenaturales antiquísimas y primigenias de un muy alto poder.


كتاب العزيف ( Kitab Al-Azif ) «El rumor de los insectos por la noche»


Gianna Borgia se había encontrado frente a frente con alguien que poseía partes de los escritos olvidados de Al-Azif, el tan misterioso y temido: Necronomicón.

— Me parece un trato justo. Pero te digo que enfrentarte a un solo emisario del “Padre Celestial”, es equiparable a tener que lidiar con una de esas entidades cósmicas. —


La pelinegra bebió de un sorbo su bebida, ni siquiera se inmutó por el ardor en su garganta, de un golpe, dejó el vaso de vidrio fino sobre su escritorio, lo rodeó y caminó a la salida, sin girar el rostro, estaba decidida. Característica bastante común en ella.

— Sígueme, iremos al lugar adecuado para lo que se aproxima. Ni hombre, ni ángel, ni demonio han podido combatir a los guerreros que custodian las reliquias sagradas, y esa lanza es especial por muchísimas razones. —

De nueva cuenta, los pasillos del palazzo eran su escenario. Caminó y los atravesó de forma bastante diestra, conocía la arquitectura de Colonna de arriba hacia abajo.

— Esta edificación está erigida bajo los restos de un antiguo templo egipcio. La civilización egipcia se caracterizaba por sus grandes misterios y sus… Hábitos tan inusuales. —


Llegaron a lo más recóndito, el lugar precisado por ella, quien fuese la anfitriona. Su objetivo era llegar al Seraperum, un sótano oculto por un par de puertas gigantescas, tan solo bastaron un par de palabras inaudibles por parte de la Borgia y estas se abrieron de par en par, mostrando las penumbras de las entrañas, llenandolas de la escasa luz del lugar, desapareciendo la oscuridad, de la zona, el bramido descontrolado y fuerte de un animal se escuchaba.

— Te presento al Toro de Serapis. Quiero saber qué tan “capacitado” estás para esta encomienda… Algo me dice que quizás no sea un reto para ti, adelante. —

G1575593 · F
Tras recorrer los grandes pasillos, la pelinegra ingresó a través de dos gigantescas puertas de roble que la conducirían hasta el lugar acordado. La ornamentación de dicha habitación destacaba en pulcra elegancia digna de la familia Borgia. Dentro del despacho, el mobiliario antiguo se acoplaba con la arquitectura renacentista del palazzo, su decoración antigua y lujosa de características oscuras, otorgaban un efecto de austeridad y serenidad. Las aplicaciones en oro eran de chapa calada con arabescos detallados sobre fondos de terciopelo rojo para los cómodos sillones, cuadros de pintores famosos adornaban el lugar, en especial la pared que se encontraba detrás del escritorio de Gianna, se alzaba la famosa obra: 'Salvator Mundi', atribuida a Leonardo Da Vinci, una pintura de Cristo como el Salvador del Mundo, la perfecta sátira y burla al credo de su Familia, ya que ella no era una adepta a esa mafia que representaba el Catolicismo en Roma.

— Los famosos banquetes del Papa Alejandro VI… —

< Rodrigo Borgia… El cerdo de mi padre > Pensó para ella misma, retomando después el hilo de la conversación.


— Irónico que lo único bueno que salió de él, hayan sido sus banquetes, aunque los historiadores no cuentan sobre las orgías masivas que armaba después, vaya festín. —

Hizo ahínco en esas dos últimas palabras como si estuviera burlándose de quién ostentaba ser la autoridad máxima y el representante de Dios en la tierra.

Antes de sentarse en la silla principal del escritorio, se tomó un momento para servirle el Scotch prometido a su invitado en un vaso de cristal, nunca se le pasó por la mente servirlo en las rocas, pues tal ambrosía debía degustarse puro, enseguida, sirvió uno para ella y entregó el respectivo al varón.

— Este es considerado como el Santo Grial de los whiskys. —

Alzó el vaso de vidrio y tras un pequeño gesto, bebió un largo sorbo. La rareza y calidad de este licor, lo situaban en una liga aparte de todos los coleccionistas serios que querían obtener una de estas botellas. Una sola de ellas llegaba a costar un millón de euros. Era muy seco y concentrado, para Gianna esta bebida era toda una pieza de museo.

— Seré directa. La lanza de longinos y no me refiero a esa tonta réplica del museo Hofburg. Incluso ni Hittler en un intento desesperado, armando un revuelo con la segunda guerra mundial pudo encontrarla. —

Bebió otro sorbo de su scotch.

— ¿Cómo es posible que un objeto tan valioso para el Catolicismo estuviese expuesto al público en exhibición? Cuando incluso los documentos antiguos están resguardados en un complejo de seguridad. No tiene lógica ¿Verdad? Y posiblemente con un poco de influencias, tirando de algunos hilos, yo podría ingresar al Stato della Città del Vaticano (estado de la ciudad del Vaticano), combatir a la Guardia Svizzera (guardia Suiza), el cuerpo militar encargado de la seguridad del papa y de la Santa Sede, para ti no sería ningún problema. —

Se aproximó a él encarándolo, decidida, con una mirada profunda, en dirección a los ojos del contrario.

— ¿Crees en dios? Porque yo sí, mi problema son esos desgraciados seres alados. —

G1575593 · F
Se acercó, sutil, con una sonrisa ladina en los labios. Extendió la diestra en dirección a él y apretó con gracia y elegancia su mano, correspondiendo el saludo. — Creí que eras alguien documentado, traté de no guiarme por las apariencias pero al parecer es imposible... — Rió, de igual forma sarcástica, negó suavemente con la cabeza y sin dejar de mirarlo, respondió firme. — Mi rostro y mi nombre están por todos lados. Desde la antigüedad, mi apellido abarca libros y leyendas, haciéndolo inolvidable. Soy Borgia, Gianna Borgia. — Giró el cuerpo hacía atrás y caminó en dirección a una pequeña mesa, tomando de ella el titular de ese día, extendiéndolo hacía el caballero. Un pequeño periódico enrollado y una invitación blanca con matices dorados estaban atados en una pequeña cuerda de seda. — Extiéndelo y míralo por ti mismo, la noche de hoy se llevará acabo una subasta de mi reciente colección de arte. — La portada del periódico anunciaría la importante velada que se estaría llevando acabo ahora mismo dentro del Palazzo Colona; "El evento principal, subastará las extraordinarias pinturas de la gran artista Gianna Borgia". — Por favor, acompáñame a mi despacho, allí tengo un Scotch destilado de hace más de 90 años y envejecido en roble europeo durante 60 años. Seguro será lo suficientemente bueno para tu "exigente" paladar. — Emprendió marcha pausada. Se dirigió al ala antigua del palacio, un complejo conocido como "los apartamentos de la princesa Isabel", donde alguna vez albergaron la biblioteca de Martín V y que actualmente contenían algunas obras pertenecientes al linaje de los Borgia.

G1575593 · F
Entre un bloque de edificios palaciegos en el centro de Roma, se ubicaba el Palazzo Colonna, uno de los clásicos del paradigma a la perfección del buen hacer artístico en la arquitectura renacentista de la capital. El lugar idóneo para llevar a cabo una elegante celebración entre las altas esferas del poder maquillada con la presencia de famosos, políticos e importantes empresarios. Se sabía que esta edificación estaba construida en parte sobre ruinas de un antiguo Serapeum, el nombre dado por los antiguos romanos a los templos de Serapis quién era una deidad sincrética greco-egipcia; fue un dios solar, de la fertilidad, y, posteriormente, funerario, era miembro de la corte de los dioses del antiguo Egipto, por lo que las habitaciones y pasillos de Colonna también se prestaban para todo tipo de rituales paganos, era un gran atractivo de lo místico y lo sobrenatural.

El encargado de proteger la entrada había sido intimidado ante la imponente presencia de quién se coló sin identificación o invitación. Éste, después de lograr despabilarse aún tenía que cumplir con su trabajo, pues un evento de tal magnitud albergando tan prestigiosos invitados debía salvaguardar la seguridad de quienes allí se encontraban reunidos. Fue imperioso dar pronto aviso a la malla de escoltas que custodiaban el palacio, no fue difícil identificar al sospechoso por sus peculiares descripciones ya que resaltaban a simple vista, una de ellas, su gran tamaño.

— Fermo! Fermo! (¡Alto! ¡Deténgase!)

Gritaron los hombres rodeando al sujeto, ellos portaban el característico emblema de la guardia real. En total eran quince pues quién había reportado el incidente mencionó que el intruso podría ser alguien muy peligroso. La sala fue evacuada, algunos curiosos se asomaban para ser testigos del incidente.

— Mani bene in vista, ora! ora! (¡Arriba las manos, ahora!) Tenete le mani bene in vista. (Mantenga las manos donde podamos verlas)

La situación estaba tensa, cualquier movimiento en falso podría provocar un enfrentamiento que preferían evitar. De repente una esbelta figura bajó por las escaleras hacia el recibidor, hermosa y elegante, de vestido negro clásico ajustado, la mujer con parsimonia en su andar se acercó al capitán susurrándole algo al oído. Sorprendido y confundido, se limitó a asentir con su cabeza dando la orden para que sus hombres se retiraran y volvieran a sus puestos. Ella, manteniendo la sevicia en su mirada se fijó en aquel hombre mientras se le acercaba.

— Cuentan las leyendas que el mismo Dante Alighieri fue uno de los huéspedes de Colonna, me causa gracia porque a él tampoco le agradaba el vino de las cavas de este palacio.

Más que un rumor las palabras de la chica sonaban como si fuesen anécdotas o vivencias del pasado. ¿A caso estuvo vigilando al recién llegado desde el principio? ¿Cuál había sido el interés de Gianna para haber impedido que lo detuviesen? ¿Quizás ella estaba previniendo una peor catástrofe o buscaba recién crear una?
E1536511 · F
E1536511 thinks you are Cute.