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About Me About Me Notes
About Me
۳۴ Akephalos, Shine through me, come forth in war, come forth in peace...Bring down the sun, extinguish all the stars, let me remain in splendor of thy light...۳۴
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Las más antiguas crónicas de las tribus primitivas Sármatas de principios del siglo III A.C., hablaban de la creencia de que había una Criatura que asolaba los valles y llanuras de más allá del Río Ural. Era una voraz bestia de corazón negro, que perseguía con hambre a los cobardes, a los traidores y a los que huían de las batallas. Fue conocido como Zoa-dharog, lo describían como un hombre gigante o a veces era un lobo negro de gran tamaño. Aseguraban sus seguidores ( exiliados de las tribus, que vivían en comunidades de turbia reputación) que Zoa-dharog vivía en las estrellas, pero que cuándo era invocado, supuestamente tras un sádico ritual que tenía elementos de canibalismo, aparecía y al hacerlo, según su estado de ánimo y el valor en el corazón de su invocador, este sería devorado por la entidad, o al contrario, le otorgaría harta fuerza y poder. Era símbolo de la Violencia, y un personaje que según influenciaba a los Caudillos más Salvajes.
Zoth-Vaddoth
Lo mismo en Adal-Fälbach, en el planeta de Varna; los primeros Titanes (Dícese de una variante de homininos, muy próxima al Humano Antíguo. Sus diferencias son sobre todo fenotípicas; mucho más altos, con mayor densidad y volumen óseo, altamente susceptibles a la magia y al esoterismo) creían en Zoth Vaddoth; era representado en los petroglifos y en las estatuillas arcaicas, como un cuadrúpedo que a menudo tallaban en zafiro.
Se creía que Zoth-Vaddoth era una especie de Lobo gigante que sacudía las montañas a su paso y derribaba naciones enteras. Al parecer traía consigo la locura en los gobernantes, las guerras y la destrucción. Cuándo un Titán (fuese macho o hembra) derrotaba a un enemigo y deseaba la bendición de Zoth-Vaddoth, este debía engullir el corazón del enemigo y aclamar con ira su Nombre que a la vez significa La Calamidad, una cierta cantidad de veces durante cierta cantidad de horas. Según, cumplidos los requisitos y el ritual, se sentiría uno invadido por una fuerza descomunal y un hambre frenética. Pero el bendecido por Zoth-Vaddoth, decían las viejas creencias, recibía incremento en sus riquezas, fuerza y longevidad a cambio de un gran sacrificio, y es que eventualmente su psique, sería devorada por la malévola entidad, que le dejaba como un demente descerebrado, adicto a la Violencia.
The Tyrant
(Grey-ne, el Tirano)
Las leyendas, con el paso del tiempo fueron asimiladas por las gentes como eso; una parte del folklore. Y cuándo el tirano Grey'ne se apoderó de la Soberanía del Reino, este ordenó la quema de todos los libros sobre las viejas deidades de los Titanes, pues a partir de ahora Él sería el nuevo y único Dios de su Panteón. Y cómo Grey'ne regía todo con mano de hierro y crueldad, nadie osó nunca a contradecir su voluntad. Durante 300 años (pues la vida de los Titanes es larga cuando su linaje es muy puro), este asesino asoló el país, pues disfrutaba aplastando a las clases pobres y violentando a los nobles, mataba a quienes se le oponían, a sus familias y allegados y cobraba exorbitantes impuestos a la antigua clase Gobernante, impuestos con los que financiaba sus poderosos ejércitos y construía palacios en los que organizaba orgías que según Él, eran una forma de adorarlo. A Grey'ne, todos los primeros días de un año Solar, las familias nobles debían ofrecerle el tributo de [/i]cinco muchachas jóvenes y hermosas [/i], a las que, por una mórbida razón, no contento con ultrajar sus cuerpos, empleando grotescos procedimientos para ello, las engullía después, compartiendo su carne con un grupo de hechiceros de aspecto sórdido a quienes llamaban los Grises. Los Grises eran los máximos generales del canalla, y con los años iban adquiriendo una apariencia más enfermiza, junto a una reputación oscura y terrible. Con el pasar del tiempo, el aspecto de los Grises se tornó tan repulsivo y aberrante, que nadie en el Reino (Ni Grey-ne), toleraba su presencia, por lo que habían tenido que optar por usar, las veces extraordinarias que aparecían en público, máscaras de oro inexpresivas, para ocultar sus rostros, y túnicas Grises para disimular las teratológicas siluetas que poseían.Incluso se decía que debían quemarse numerosas hierbas y usarse muchas fragancias para espantar el insalubre olor que manaba de ellos.
Muchas cosas se contaban de estos horribles ancianos; entre otras, se decía que su origen no se encontraba en aquel planeta y que según, habían llegado, de la mano de su oscuro líder, Mel-khades, del cercano y siniestro Rhuotan’[/b], un cuerpo celeste sin vida, cuya superficie había sido, eones atrás, impactado por un asteroide, y cuya silueta es claramente visible desde Varna. Mel-khades no sólo era el concejero más influyente del Rey Titán, su capacidad en la magia, la nigromancia y los oscuros saberes, sólo era comparable por el velo de misterio que lo rodeaba. Junto a sus acólitos, los otros Grises, instaló su morada en la humeante montaña de Volwoz’, de la que, desde siempre, se contaban terribles historias y dónde vivían también terribles Criaturas. Ahí erigió una siniestra fortaleza y acantonó tropas en ella, compuestas no sólo por Titanes retorcidos y malvados, sino también por los animales que habitaban esas regiones inhóspitas a los que dominó y otros seres cuya presencia sólo podía ser relacionada con la llegada de los magos extranjeros.
Durante su reinado, con la ayuda de sus siniestros aliados, Grey-ne se convirtió en el Señor de casi todos los Continentes importantes y poblados de su Mundo, pero por ser este un imperio forjado por la sangre y la miseria, la degradación de lo que antes era una sociedad y una civilización avanzada fue algo irreversible y pronto, el violento temperamento de los Titanes de las regiones más agrestes se tradujo en el surgimiento de comunidades que no sólo se revelaban de las órdenes del Tirano, sino que al mismo tiempo se apartaban de las costumbres y formas de las gentes de antaño, adoptando estilos de vida Bárbaricos y Primitivos. Las guerras civiles fragmentaban el imperio, pero en medio del derramamiento de sangre, vaticinado por antiquísimas profesías, apareció un héroe.
The Princess and The Barbarian
([i]Áranak, la Princesa e Il'thaoz, el Bárbaro )
Il’thaoz era un joven K-thalod o Cacique, que dominaba una vasta región occidental de llanuras y estepas. Había declarado la guerra al viejo Rey, pero no por seguir un ideal. Lo hacía más bien porque ansiaba lo que este tenía y porque el combate era lo único que conocía, desde niño. Rápidamente se convirtió en el principal opositor de Grey-ne y en la única esperanza del pueblo, lo que hizo que las Viejas Castas lo apoyaran, aún cuando reprochaban su Barbarismo. Fue así que lo obligaron a contraer nupcias con la hija de una de las más longevas Casas, que también eran detractores de Grey-ne; Áranak.
Iniciada en la hechicería arcana, Áranak contaba con un gran poder, que muchos asociaban a que era ella la reencarnación de la Diosa K'thanoa, la Madre de Varna. Rápidamente generó un vínculo profundo con su marido, y unidos los conocimientos de ella y la fuerza de él, las profesías de libertad y renacimiento parecían ser ciertas, hasta La Batalla de Úsdriss.
Con la intención de acabar con el influjo de los Grises, y aupados por sendas victorias, la emergente pareja decidió dirigir sus fuerzas hacia la maldita fortaleza de Volwoz’. Pero aunque las historias de este estilo suelen terminar de manera feliz y a pesar de que los Lanceros que seguían a Il’thaoz eran gallardos y cuantiosos, y todos dieron el máximo de sus esfuerzos en una lucha épica, fueron derrotados después de casi diez días de combate, y el cacique cayó, muerto, en un combate singular contra Grey-ne.
Luego de la contienda y a solicitud del nigromante Mel-khades, el triunfante titán le entregó el cuerpo de su enemigo caído, sin saber cuáles eran sus pérfidos planes, e hizo que toda la siniestra corte ascendiera hasta la cima del Volwoz’, dónde se hallaba la chimenea del Volcán. Allí comparecieron, llamados de todos los rincones del planeta, muchos maestros de la magia negra, trayendo consigo incontables ofrendas, entre los cuales estaba el cadáver de un Huargo Negro que era famoso por su maldad y hostilidad. También, fueron llevados hasta ahí unos mil Lanceros que habían sido prisioneros luego de la Batalla y a parte Mel-khades ordenó que de la fortaleza que reinaba le trajesen una inmensa arca que sólo podía ser acarreada por los Grises, los cuáles, con el objetivo de manipular su contenido, se inmolaron en un sacrificio casi conmovedor. Lo que ahí dentro reposaba, era parecido a un gigantesco tentáculo lleno de ventosas Y cuernos, y del que manaba una energía particularmente agresiva, tan densa, que era visible, como un negro y vaporoso miasma. Con esfuerzo, extrajeron la cosa y se arrojaron con ella al cráter, por lo que, del infausto grupo, sólo quedó Mel-khades que supervisaba las acciones. Las entrañas de la montaña pareció resentirse ante el hecho; esta se debatía y un rugido atronador se levantaba desde la oquedad, a la que seguidamente lanzaron el cuerpo de la bestia negra (El Huargo) y al caído Il'thaoz. Después, cada tanto, acompañado con una batahola de oraciones y cánticos, decapitan en torno al cráter a los guerreros que tenían en su poder, vertiendo en el abismo su sangre. Los rituales y la matanza se prolongaron durante días y sus noches y, los sismos y atronadores ruídos provenientes de la oscuridad, aumentaban en cadencia y fuerza, hasta que se hicieron uno con los rezos que se entonaban al cielo y en tanto esto ocurría, ante la sensación de un inminente peligro, Grey-ne huyó hacia Alietharein, la lejana capital, acompañado de los suyos, algo inteligente, pues eventualmente, cuando el último de los caballeros rebeldes fue ejecutado y dado a beber al Volwoz’, este hizo erupción de manera salvaje, desatando un cataclismo.
The Lord of Wrath
( Zoth-Vaddoth, el Señor de la Cólera )
Los hechos a continuación, aunque intentaron ser enterrados por el Rey, valiéndose de sus espías y esbirros y de que, aunque muy pocos sobrevivientes quedaron después del desastre, si hubo algunos testigos que de lejos pudieron observar las señales o los embates y también fueron conocidos por el resto del Reino de la mano de algunos rebeldes que ese día seguían a Áranak, la cual, movida por la intensión de rescatar el cuerpo de su amado para darle una digna sepultura, pretendía llevar a cabo una expedición suicida al enclave de los Grises.
Estaban en las estribaciones más bajas cuando la montaña estalló, escupiendo fuego y roca fundida, y vomitando cenizas que salía nocivamente al cielo, pero en medio de este caos surgió una inmensa figura, que superaba en altura a la ya de por sí inmensa cordillera. Prorrumpió en voces demoníacas que hacían temblar la tierra y cientos, o acaso millares de tentáculos que nacían de su de su espalda junto a unas alas de dragón de envergadura inconmensurable, se enroscaban en su torso y a veces rasgaban las estepas cercanas, con inmensos cuernos y garras que sobresalían de estas musculosas extremidades. De un sólo manotazo, la monstruosa entidad derrumbó la cercana fortaleza de Mel-khades, con pasmosa facilidad y cuando terminó de salir del Volcán, se podía ver que su piel estaba hecha de escamas de brillo ferroso, que eran como brasas negras que ardían en llamas sombrías y del color de la herrumbre, pero que parecían a la vez tan duras y sólidas como un monolito. Al alzarse, el gigante pareció tener algo de hombre, pues se irguió en dos piernas y sus dos brazos caía lado a lado por sus costados, pero el tamaño de estos miembros era incomparable por no existir nada en la naturaleza de tales dimensiones. El rostro, insondable por la oscuridad de estas escamas, y por lo lejano que se encontraba en el cielo, era apenas distinguido por la forna de su cabeza que estaba rematada por amenazantes ornamentos y por el par de ojos que brillaban en oro, como si tuviese atrapados en ellos el esplendor de millones de estrellas. Para más inri, la voz atronadora de este ser, cada instante, ganaba fuerza y poder, y pronto ninguno de los que acompañaba en su aventura a la viuda, pudo sostener su entereza y huyeron presas de un miedo inenarrable. La única que quedó ahí fue Áranak y ahí nació su mito.
El combate duraría días y el fragor de este podía ser escuchado desde lugares muy distantes, y en el cielo los destellos y explosiones se observaban desde lejos ; como si de una tormenta se tratase, fuego y tinieblas se enfrentaban a haces y zarcillos de luz. Luego, una rayo irisdicente cayó del firmamento y se concentró sobre el siniestro gigante y tras lo que pareció ser una nueva erupción, el combate cesó y el Sol pudo salir de nuevo, tras haber sido cegado por las cenizas que se habían levantado.
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[/med]En Remodelación~
[med]Notas del User:[/med]
1-Siempre procuro una relación de respeto con los demás, esperando que esto sea recíproco para con mi persona. No te sientas aludido si mi personaje ofende al tuyo, es su carácter, no el mío.
2-Roleo tramas completas, no exijo ningún otro parámetro, sólo busco pasar un rato agradable en este mi pasatiempos favorito.
3-El personaje está basado, a medias y solo a medias en la mitología Lovecraftniana y en ciertos elementos de las escrituras religiosas Judio-Católicas, pues sólo empleé para su historia algunos nombres y sucesos de estos dos "universos" para enriquecerla(Sí, soy todo un blasfemo (?)). Sin embargo puede involucrarse con personajes de cualquier multiverso sin que esto represente alteración alguna en su esencia.
4-No acepto el meta-rol bajo ningún concepto.
5-Enjoy the ride (?)
En Remodelación ~