—Si está molesto, no va a fruncir el ceño ni va a empezar a gritar, se quedará mirando fijamente, totalmente serio, antes de suspirar, negar y marcharse.—
—Pudo sentir el agarre, apenas girando antes de aquel tirón, haciéndolo retroceder y quejarse.—
S-suélteme!
—Exigió, llevando las manos a tratar de liberar sus cabellos, terminando inclinándose con el jalón, cerrando los ojos y tensando la quijada, buscando a tientas la mano ajena en desespero por liberarse.—
¿Debo obedecer? No soy su sirviente... Debería volver a reposar, se nota que sigue mal y no le daré "caridad" esta vez.
—Si antes fue amable y atento, era obvio que esa actitud o la altanera que tenía hasta el momento, daban el mismo resultado. Volvió la mirada al frente, comenzando a caminar y alejándose con calma de el noble.—
—Respondió a secas, observándolo de reojo. El frío no era algo que le molestara, estaba más que acostumbrado a las bajas temperaturas por vivir en la montaña.—