Puede que mi cuerpo sea nuevo, Shaitan... Pero mi experiencia no se ve respaldada por tantos años de existencia.
—Musitó suavemente, negando apenas pues, aún con milenios encima, no era diferente a un adolescente, quizá a una cría, pues él surgió ya siendo adulto.—
Jamás tuve una infancia, jamás fui educado... He visto las eras, he aprendido por mis medios, pero sigo siendo débil, infantil e incluso mi poder es difícil de controlar para mí.
Parte de ellos, me gustaría decir que todos pero... Hay cosas de mi pasado que son borrosas totalmente.
—Murmuró apenas, sabía que no tenía sentido morir y renacer para recordar toda su vida, él tampoco entendía el porque.—
Recuerdo todo el daño que sufrí, las cicatrices que... que a pesar de mi nuevo cuerpo, siguen presentes. Recuerdo a mis padres, mi madre más que nada, fue ella quien me trajo a la vida de nuevo.
Sus labios rozaron parte del cabello ajeno y una de sus manos se dedicó a acariciar lentamente toda la extensión de su espalda.
—Mmm... ¿Conservas los recuerdos?
Cada detalle del que se enteraba sobre la vida de Fei parecía más inverosímil que el anterior. Pero la lógica había dejado de ser un referente para él cientos de años atrás.
—Sus manos se apoyaron sobre los fornidos hombros ajenos, mirándolo fijamente al ser apegado aún más, escuchándolo y sonriendo apenado, escondiendo el rostro ligeramente contra su cuello.—
¿Qué cosas dices? Prácticamente todos mis milenios de vida se esfumaron, Shai... Ya morí una vez.
—Y, si lo pensaba bien, era verdad. Él ya había muerto, ese detalle en su vida era peculiar.—
El dragón de agua no sabía que su mirada también podía causar cosas en Shaitan; desde los mismos escalofríos hasta calidez. Al ver su sonrojo, sonrió levemente y bajó ambas manos hasta sus glúteos para acercarlo incluso más, contribuyendo a unir sus colas.
—Aunque tuvieras dimensiones más pequeñas, un dragón ancestral siempre es impresionante, como un tesoro.
—Le sorprendió ligeramente el ser acomodado, sin embargo no opuso resistencia pues se acomodó por voluntad propia para terminar sobre el regazo ajeno, mirándolo fijamente. Esa mirada le hacía ruborizar, así fuera poco, encogiéndose de hombros pues lo contemplaba como si fuera una escultura o similar.
Podía sentir el recorrido de sus manos, haciendo que algunas escamas se erizaran ligeramente, así como su piel, sintiendo un pequeño escalofrío que golpeó su nuca a pesar de estar en agua termal.—
Shai~
—Musitó suave, mirándolo cambiar poco a poco, esperando paciente a verle en aquella forma, subiendo sus manos con suaves caricias por los brazos ajenos mientras su cola buscaba bajo el agua la contraria, entrelazándola.—
Soy sólo un pequeño dragón blanco, nada del otro mundo, Shai~ No tan majestuoso como tú~
Después de tenerlo cerca en esa forma, tomó uno de sus muslos y buscó acomodarlo sobre su regazo, de frente a él.
—Quiero verte.
Lo recorrió con la vista, como si se tratara de un lienzo hermosamente trabajado. Pasó sus manos por sus costados sintiendo algunas escamas contra su suave piel, ésta algo marcada con mordidas suyas que se habían logrado desvanecer. Y admiró su rostro, su cabello azul que flotaba en el agua y su cornamenta.
Por su parte, dejó crecer su contextura, sus garras, sus cuernos y algunas escamas, al igual que su cola. Su melena tiñó sus puntas de rojo y toda la transformación visible en cada paso sólo tomó unos segundos y algo de tensión de su cuerpo, que no tardó en liberarse en un suspiro.
—Rompió cualquier distancia entre su cuerpo y el contrario, recostando suavemente su cabeza contra el hombro de este, relajándose mientras lo abrazaba a la altura de la cintura, suspirando.—
Sin duda es muy relajante... Son pocas veces las que he bajado a este punto de la montaña, ya había olvidado que este sitio existía~
—No podía pedir más en ese momento, su compañía y el agradable calor, el poder relajarse a su lado eran una maravilla, aunque no sería suficiente para recuperarse del agotamiento en aquella forma. A diferencia de él con aquella metamorfosis dolorosa a la vista, a él le bastaron unos segundos tras pequeños resplandores desprendidos de su cuerpo que daban forma a su larga cola cornamenta y escamas, dejando su cuerpo en aquella forma híbrida y con su cabello destiñendose desde la raíz, cambiando del azabache a un azul platinado similar a sus escamas.—
Recordar ese día fue recordar el fuerte aroma que lo había embriagado y drogado, lo había vuelto adicto a su interior y preso de un deseo eterno hacia ese dragón.
—Mhm... el agua es una gran debilidad, pero ha sido un aliado para mí contigo.
Extendió su mano hasta tomar la cintura ajena, suavemente, mientras su mano libre hacía un cuenco para tomar un poco de esa agua caliente.
—Al menos esta es ligeramente más agradable para mí.
