—El cansancio lo venció finalmente. Durante esos días le había costado dormir, se la pasaba generalmente en vela o dormía pocas horas, sin embargo topó en su límite. Finalmente cayó rendido, tan profundo que sólo recostarse bastó para que se quedara dormido en segundos, anhelando que el tiempo pasara rápido, que pudiera ver a su hijo de nuevo y sus pequeñas hurones estuvieran a salvo en su nueva vida salvaje.—