—El licor no era su fuerte, en su vida podía decir que lo había probado dos veces y nunca por elección propia, sin embargo ese día optó por beber un poco. Estaba triste, extrañaba a sus hijos, lo extrañaba a él y no podía evitarlo a pesar que trataba de mantenerse ocupado o distraerse. Decidió entrar al lago a relajarse, el agua siempre ayudaba, ignorando cuan mala idea podría ser beber sin ser tolerante y nadar a la par.—