—El cansancio lo derrotó, estaba falto de energía nuevamente, no sólo por todo el tiempo que dejó a las siluetas cuidando a sus crías antes de volver, sino por el agotamiento mental y emocional que lo derrumbó. Cayó profundamente dormido, quizá demasiado, pues su piel se palideció al grado de parecer un cadáver y su respiración era ligera, casi nula, como si se hubiera desvanecido al cerrar los ojos.—