— Me encantaría verte desollar alguna vez... Un rostro encantador descuartizando carne con ganas, sería maravilloso presenciar ~

La imaginaba, el rostro de la rubia lleno de sangre, la platinada tenía un sueño despierta ahí mismo ante la idea, la rubia mirandole mientras comía carne con esa belleza irrefutable.

— Me halaga que presencies ese acto para el beneficio de tus plantas.

Enseño su palma para que Vanya la tomase, así ambas irían de la mano en busca del desafortunado hombre.

— Solía usar mis dientes y mis manos, para desollar. Ahora lo considero barbarico, pero ese podría decirse que era mi estilo.

Observa a Zora; notaba una expresión de júbilo por primera vez. ¿Estaba feliz? Para Vanya era una sorpresa. Le concedería esa alegría, el regalo de arrebatar la vida del humano intruso.

— Hazlo como te plazca, por favor. Lento, rápido, con filo o veneno... Solo seré una espectadora esta vez. ~

— Si, por supuesto hay que matarlo ¿Cómo es tu estilo?

Algo que le encantaba hablar con sus compañeros de cacería era sobre la tortura, conocía muchas formas de hacerlo. Le entusiasmo la conversación.

— Podemos hacer que no sufra o hacerlo sufrir... Tienes materiales interesantes de tu ex esposo, se pueden aprovechar

El semblante de Zora estaba radiante mirando a Vanya, esa mujer compartía su misma perversidad.

— ¿Oh? No lo sabía, en realidad... Entonces, no son puro desperdicio después de todo.

Entusiasmo instantáneo. Podía por una vez intentar ese plan, en lugar de usar la carne y huesos para alimentar a los multiples habitantes del castillo. Aplaude contenta, esa era una buena idea por parte de Zora.

— ¡Vamos a matarlo! O... ¿Cómo puedo ayudar?

Observa en silencio las flores y el canasto que Vanya tenía, su risa era fresca pese a lo que les rodeaba, una pequeña alegría en tanta oscuridad. La mujer era contraria al lugar, tenía curiosidad del porque su ex esposo la había creado tan bella, supuso que era para hacerla diferente de allí. Sus cabellos, su amabilidad falsa en ocasiones con personas que no le caian, aún así era atractiva.

— Quizás pueda matarlo y se use de abono.

Su mirada va al sitio donde Vanya le gustaba estar.

— Se mete en una bolsa las partes del cuerpo y se entierran para que crezcan mejor tus plantas... La cierra que he usado para cortar madera sirve perfectamente para huesos. Si te gusta la idea puedes ayudarme.

Una actividad juntas ¿Cómo no se le había ocurrido? Le parecía una magnífica idea.

Ríe suave incorporándose, abrazada al canasto donde colocaba las flores. Con una mirada fija y ninguna palabra juzgaba en silencio a la mujer frente a ella hasta que finalmente, sonríe y vuelve a caminar despacio.

— Puedes usar tu energía en algo más duradero y productivo. ¿Segura que al matarlo te sentirás mejor?

— ¿Que comes que adivinas? Pareciera que ya me conocieras de años.

Se dejó poner aquella flor, lo tomo como algo bueno de parte de Vanya hacia ella, un gesto cercano.

— Me he levantado de malas hoy, matar al tipo podría ser una forma de drenar mi mal humor...

— ¿Quieres hacerlo?

Contrarresta su pregunta, alzando la cabeza para verla con una flor en la mano. Decidió enlazar la flor por su tallo, rodeando la muñeca de Zora, como si se tratara de una pulsera.

— Mira qué buen uso... Oh Zora, ¿qué ocurre? No creo que quieras matarlo.

— ¿Lo mato?

Los gritos le estaban molestando un poco pero la tranquilidad inmutable de Vanya siempre le sorprendía, era más paciente o eso parecía. La seguía como guarda espaldas en esa recogida de flores, Zora no tenía nada mejor que hacer, la puerta casi estaría acabada pero quiso darse un respiro y pasar el día con la rubia.

— Es una pregunta innecesaria, ya sabes la respuesta.

Con esa imagen deprimente del hombre boca abajo suplicando ser liberado, Vanya se inclina hacia la hierba bajo sus pies, recogiendo algunas flores silvestres acompañando un tarareo, de una linda canción ya olvidada.