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ZarethCyph · 26-30, F
La llave teñida de sangre abrió aquella puerta al girar, al girarse de lado se la entrego a Vanya en su mano, dejando rastros de esa sangre. Se iría algún sitio del castillo a descansar y lejos de la vista de la rubia.
La sangre de Zareth tenía un aspecto maravilloso, pero Vanya no estaba de humor para fijarse en eso. No tenía humor para nada, por lo que sólo levantó su vestido tomando la llave sujeta a la liga en su muslo izquierdo.

Se la extendió, mirándole a los ojos y sin ninguna intención de fijarse en otra cosa. Sólo cediendole lo que necesitaba para marcharse.

— Adiós.
ZarethCyph · 26-30, F
Sangraba en ambas partes, en su boca y en su abdomen, con su mano se tocó aquella nueva herida, sus dedos estaban tintados de carmín, observó el rostro ajeno en esos orbes rojizos casi como su propia sangre.

No dijo nada, solo dejo una mirada hacia los contrarios, fue dando pasos hacia ella nuevamente está vez manteniendo una corta distancia.

— No puedo salir si estás en la puerta.

Tenía una respiración pausada, la herida había Sido profunda pero el rostro de la mujer estaba sereno y tranquilo. Su mirada celeste en combinación con la sangre de sus labios va deslizandose a dónde la rubia se había guardado la llave.

— La guardaste
A cada día, a cada instante, su frustración por no poder predecir las acciones de Zora crecían. Era la humana más errática que había conocido, la desestabilizaba por completo.

La dama apenas estaba negando con la cabeza al ser empujada contra el cristal.
Otra vez, sus labios estaban tocando los de la mujer en esa brusquedad que le arrebata los pensamientos. Estaba permitiendo esa unión de sus bocas, mientras la angustia le abruma y sus ojos lo reflejan, enrojecidos, llenándose de lágrimas. Como única defensa, rasgó la piel de Zareth hasta sentir brotar la sangre entre sus dedos. Ésto, acompañado de una mordida dura y rápida sobre el labio ajeno, lo suficientemente fuerte para que se aleje de su boca.

— Quiero que te vayas...

Susurró, aminorando la presión de su mano cubierta de escarlata. Vanya continuó en un tono bajo, hasta serio podía decirse.

— Estúpida criatura, no voy a matarte a ti también. Pero vete, desaparece tú o voy a desaparecer yo.
ZarethCyph · 26-30, F
Ah ~ la platinada se prendía por la ferocidad de aquella mujer ¿Le amenazaba? Que sensual característica. Su mano tomo el cuello ajeno apretando en la misma sintonía que ella a su abdomen, ambas estaban cercanas la una a la otra.

— Tus razones debiste tener... Vanya ¿Quien soy yo para juzgar si también soy un monstruo?

Ladea su cercania a los labios ajenos con una sonrisa ladina y pícara, fue soltando aquel cuello despacio dejando que la rubia fuera quien le hiciera daño en tal caso que esa fuera la intención de la contraria.

— Puedo conservar mi amor por ti... Así desees matarme en este mismo instante

Tomo aquella muñeca de la mujer presionando más en su abdomen definido.

— No es mentira que quiero defenderte, no me importa si eres una viuda negra...

La empujó contra aquella ventana de vidrio acorralandola, robando un beso a sus labios sin importar que.
Perpleja sentía un peso invisible sobre su cuerpo; el aire se tornó pesado para la rubia quien ahora miraba el rostro de su acompañante.
Quería expresar dudas, su descontento con algo que tan suelta Zora pudo expresar pero las palabras no le salían.

En lugar de eso, mostró una sonrisa acompañada de un rechinar de sus dientes.

— Oh... ¿Seguirías pensando que soy una pobre viuda solitaria, aún si te digo que yo maté a mi esposo? Dime.

Interpuso una mano entre sus cuerpos, apoyada sobre la zona abdominal de la más alta en lo que presiona sus dedos comenzando suave, hasta aumentar la fuerza palabra tras palabra.

— ¿Puedes conservar ese amor por un monstruo, como los que tú matas? ~
ZarethCyph · 26-30, F
Llamarle niña pese a la edad y diferencia de altura era algo que a Zora le causaba risa, supuso que por no ser humana habia vivido más tiempo.

— Es acabar contigo en conjunto con todo el castillo o dejar la altanería y aceptar algo que no haz pedido, ademas que te va a dar paz mental más adelante.

La rubia era una pared con Zora pero la platinada lo entendía. Quizás era muy brusca cuando quería ofrecer ayuda pero así era aquella mercenaria.

— No soy de meterme en los asuntos de mis clientes y aunque suene contradictorio, podrás juzgarme todo lo que desees pero sé que trabajos hacer y cuales no.

Le toma del menton elevando aquel rostro.

— Busco y mato monstruos, bestias... Personas realmente malas. No ataco viudas que cuidan su territorio. Además, tu odio ha hecho sentir en mi amor hacia ti.
— Cuidarme...

Repitió sin emoción, pensativa. A veces, Zora era un enigma y nada de lo que hacía y decía tenía sentido para Vanya.
Quizá, no llegaba a comprender por su condición, por lo que era.

— Viniste aquí en búsqueda de los elementos de mi esposo, por dinero ¿no es así? Ahora renuncias a eso, y quieres quedarte conmigo...¿Qué esperas a cambio?

La mujer evita mirarle el rostro, sumida en sus propios pensamientos con una sonrisa vacilante. Parecía no poder borrar por completo su amabilidad.

— Eres una niña necia.
ZarethCyph · 26-30, F
— Mujer... ¿No escuchaste lo que te dije?

Suelta la bolsa al suelo, la toma de la muñeca sin apretar, está vez era delicada.

— No soy una como los próximos que vendrán y si vine yo pueden venir peores. Vanya ... Déjame quedarme contigo.

Suelta despacio su mano a la muñeca ajena.

— Se que me odias y que no te agrado pero al menos déjame cuidarte en lo que se me permita este tiempo.

Sus celestes se posaron en los de ella, más sinceros, Zora sabía que no merecía nada, menos de la rubia pero sería sincera al menos, había simpatizado con la mujer y se sentía atraída hacia ella.
— Eres una ladrona hábil...No me había dado cuenta.

No observó lo que yacía dentro de la bolsa, no le interesaba. La alquimia le daba repulsión, todo ese mundo al que había sido expuesta desde el día de su nacimiento causaba en Vayna un gran rechazo. Ríe vacilante, devolviéndole la bolsa que empujó apoyándola en el pecho de la más alta.

— Toda tuya. Verás, niña, no me importa. Puedes tomar esto y más porque no soy parte de nada, sólo soy una creación más de Gregory, un elemento del verdadero alquimista.

Cerró los ojos con pesadez. Si pudiera dormir, ya lo habría hecho por días.

— Llevale a los Belli todo lo que deseen, ganaste. Prefiero que seas tú, a otra persona. Porque vendrán más y como verás, no tengo voluntad para lidiar con nada mas. Quiero estar sola...

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