— Una niña. Pero como todo en éste mundo corrupto, no hay que dejarse llevar por las apariencias.

Tranquila mueve los hombros y emite después una queja. Estaba cada día más cansada, podía sentir su deterioro. Caminó junto a Zora en dirección al invernadero.

— Gracias otra vez. ¡Eres virtuosa con tus manos!

La mujer sabía muy bien cuando responder, lo único que Zora se planteaba era ¿Dónde estaría ese ser? No querría toparselo pero tendría algo que ver con el Azot que buscaba?.

— ¿Una mujer hermosa?

— El que aún no hayas ensuciado.

Respondió con una sonrisa de lado habiendo reconocido su burla.
Al enfrentarse sus miradas, Vanya finalmente acepta hablar, con un leve asentir de su cabeza.

— Su nombre es Rizna y ella no es amigable con desconocidos. Está encerrada, pero escapa de algún modo u otro, es lista. Mi Rizna es celosa también, hierve rápido de celos así que evitala.

Apretó aquella flor de madera en su mano y agregó, anticipándose a otra pregunta.

— No es humana, no es un animal. Es como yo.

Lo vio tonto, el consejo ¿Para que lo haría si era poca sangre? Zora había tenido peores heridas en su cuerpo, heridas que casi le hacen morir desangrada.

— ¿Cuál de los cuatrocientos baños que tienes aquí debo ir?

No perdía su sarcasmo para hacer chistes, se levantó en frente de la rubia buscando con su mirada.

— ¿Hay algo que pueda atacarme y no me haz dicho?

Con ambas manos aceptó la figura, observándola al deslizar su índice entre los detalles. Por primera vez le mostraría una sonrisa que nació naturalmente, encantada por el inesperado obsequio. Incluso si venía de Zora, la mujer era fácilmente impresionable ante los regalos.

— Es una belleza, te lo agradezco.

Dejó la madera en su diestra y usó la contraria para impulsarse, sosteniéndose del suelo hasta hacerse en pie. Señaló la mano ajena, veía las pequeñas gotas de sangre escurrirse entre sus dedos.

— Debes cubrirte eso antes de que su aroma sea intenso. Ve al baño...

Continuo tallando, asentia con su cabeza escuchando a la mujer, era la primera conversación tranquila que esas dos tenían desde que se habían conocido, Zora había empezado con el pie izquierdo. La presión de la herramienta le hizo cortarse un pedazo de su dedo pulgar, hizo un quejido leve de dolor pero había terminado aquel pequeño adorno de madera, era una figura de una flor curveada, se la acerca a Vanya.

— Irán en las esquinas de la puerta para adornar.

Elevo su vista a ella esperando que le recibiera la madera.

— Ya que me dijiste que es tu zona favorita de me ocurrió hacer esto... ¿Te gusta?.

Su postura era rígida, sentada con la mirada clavada en ella.
No estaba atenta a lo que hacían sus manos hasta que escuchó el sonido de la madera siendo tallada, y enfocó su vista en esas manos.

— Entiendo lo que quieres decir. Antes, todo aquí era diferente cuando Gregory vivía. Pero los años pasaron y no tuve la voluntad suficiente para mantener el calor de un hogar.

Sonríe con pesar.

— Solo plantas, es lo único que puedo mantener con vida.

— El invernadero... Ja...

Se sienta acompañándole mientras con su herramienta le iba dando forma a aquel pedazo de madera tallandolo.

— Porque... Parece un sitio muerto, no creo que todo sea tan hostil si tienes cara de muñeca.

Seguía tallando, eleva su mirada por un momento a esa nueva mirada que la rubia manifestaba, nuevamente sigue tallando.

— Tu y El invernadero son los únicos que transmiten vitalidad a eso me refiero

La mirada de esa frágil muchacha rubia podía trasmitir frialdad y, en ese momento, sus ojos parecían suplicar.
¿Por qué quería hablar? Vanya deseaba estar sola, completamente sola.
La voz de Zora era un exasperante sonido. Le odiaba, después de lo que dijo.

— El invernadero. Es el lugar de la casa lleno de vitalidad, mi lugar favorito.

Levanta su espalda del suelo acercándose a ella en el proceso.

— ¿Por qué deseas saber?

— Vanya.

Musita luego de que ella comenta su nombre, saco un pedazo de madera en conjunto con su herramienta está tenía una forma curveante elegante.

— Solo responde ¿Que cosas te traen buenos recuerdos de este lugar?

Deslizo su mirada a ella más en calma.

— ¿Que cosas te gustan en particular?

Si iba a estar con ella, al menos debía conocerla.