*Un bello momento para apreciar: "Una chica y bella joven se acerca para brindar ayuda", ¡Qué mejor momento!, además un dulce, es un dulce y siempre termina convenciéndo a la infante ante cualquier petición. Entonces, fue así cómo ella aceptó seguir a la muchacha, sujetándola de la mano y mirándole de reojo, pensando que ella conoce a su madre, y por ende, la dirección de su hogar. *
*Entretanto, el horrendo hombre trataba de seguirles el paso, ¡pero no, no pudo!, siquiera podría decirse que el destino le permitió seguir. Justo en el instante se escuchó el relinchar de un vehículo dejando rastro de neumáticos sobre el pavimento, seguido de un audible golpe que finiquitó con la vida del perverso individuo. Por supuesto que, la atención de las personas (incluyendo a la niña) se hizo presente, comenzando aglomerarse muchedumbre alrededor del vehículo que deshizo el cuerpo del hombre, dejando huesos, órganos, vísceras y demás componentes regados alrededor, una total carnicería. Eve se detuvo en seco, volteando su mirada y señalando a la muchacha su deseo por ver el accidente recién acontecido.*
Sólo soltó a la mujer cuando ésta le empujó por simple capricho. La chica salió de la habitación mientras que el pelirrojo sonreía divertido. ─ Me gusta la comida rápida ─
La mujer había intentado salir por la puerta principal, pero el clima había empeorado en gran manera, era ideal para ocultar cualquier suceso a cualquier metiche que se quisiera inmiscuir. Cuando la mujer volteó con las esperanzas en la mente de no ver al chico detrás, éste se dejó ver sujetando con las manos el barandal desde el segundo piso, con la mirada clavada en la mujer y una muy tenue sonrisa en sus labios.
La mujer se había quedado de espaldas a la gran puerta principal, mirándole, aunque en sus ojos se veía una mirada desafiante; seguramente era más tonta de lo que parecía.
De un salto bajó Ayato del segundo piso a la misma planta en la que la mujer se encontraba. Frente a ella, con una mirada penetrante en sus ojos, ladeó su cabeza haciendo tronar las vértebras de su cuello. Con lentitud comenzó a avanzar hacia la mujer, paso a paso.
─ Te dejaré ir hasta que me haya satisfecho de ti. ─
Aquellas palabras salieron suavemente de entre sus labios. Sin su víctima poder oponer resistencia, la húmeda lengua del joven hizo un recorrido por el lado derecho de la mandíbula femenina, cruzando con una caricia por toda su mejilla hasta el inicio de su nariz.
─ ¿Por qué tanta prisa por irte? Aún no he hecho nada? ─
La joven se miraba aterrada, y eso era aún más excitante para él. Le mantenía contra la pared, nada de la posición inicial había cambiado, más el rostro del pelirrojo se había acercado y con ello había probado el sabor de la piel limpia de la muchacha. Su nerviosismo era alimento a su lujurioso ser, y aquella resistencia sólo hacía más apetitoso el hecho de poder probar nuevamente su sangre. Qué placer sentía ante esa situación, pues pese a que el físico de la mujer no era principal factor, sin duda ayudaba.
─ Me temo que no sucederá como tú piensas. ─ Dijo con voz seria ante las palabras de la joven. Entrecerró los párpados achinando sus ojos, se notaba en su rostro que sus palabras serían voluntad que la mujer cumpliría; daba escalofríos. Lentamente dio unos pasos lateral para posicionarse entre la puerta de salida a unos cuantos metros de él a su espalda y la joven mujer que intimidaba con su presencia.
─ No saldrás de esta mansión, no hasta que yo te de el permiso. ─
Sin delicadeza sujetó a la mujer del cuello haciéndole retroceder hasta que su espalda golpeó contra la pared. Viendo la expresión de miedo en el rostro femenino, el chico de cabellos rojos sonrió dejando ver sus afilados caninos, mientras que lentamente aproximaba su rostro hacia el rostro de la chica.
** El rubio mira como la joven se encuentra agitada y siente mucha pena con ella, siente que guio los sin corazón a ella Mientras la mira ve como el espíritu que la acompaña se acerca a verla si se encuentra bien, el rubio levanta su llave espada blanca la apunta la chica mientras susurra **
-cura..
** una luz verde recorre el cuerpo de la chica siente un poco de calma, mientras suspira el rubio se da la media vulta y decide dejar la chica quizás olvide lo sucedido y decide a buscar mas sin corazón puede que estén mas de estos seres y su deber es acabar con dichos seres lo obliga su llave espada **
Esperaba sentado en el sofá mientras la mujer recién llegada se encontraba dentro del cuarto de baño. Era raro que alguien llegase a la mansión Sakamaki y más de una manera tan extraña. Escuchó entonces la puerta abrirse y vio a la mujer ahora limpia pasar por ella a la recámara alfombrada. Se levantó del asiento y caminó en su dirección, terminando por detenerse cerca y de frente. Las palabras de la mujer salieron tímidas y agradecidas, pero lo que llamó su atención fue un aroma diferente, algo que hacía mucho tiempo no entraba por sus fosas nasales. Tomó entonces la mano derecha de la mujer y la elevó hasta la altura de su rostro, ella únicamente pudiendo ver las acciones que el pelirrojo realizaba sin su consentimiento. El chico miró un punto rojo en el índice femenino y acto seguido introdujo ese mismo dedo dentro de su boca succionando y pasando lentamente su lengua sobre la superficie de la piel, mientras cerraba sus ojos disfrutando ese pequeño momento.
─ Hacía mucho tiempo que no probaba algo tan dulce... ─ Exclamó habiendo sacado la falange de su boca, y lentamente abrió sus párpados mirando serio a la mujer que parecía aún más cohibida.
