─ Me temo que no sucederá como tú piensas. ─ Dijo con voz seria ante las palabras de la joven. Entrecerró los párpados achinando sus ojos, se notaba en su rostro que sus palabras serían voluntad que la mujer cumpliría; daba escalofríos. Lentamente dio unos pasos lateral para posicionarse entre la puerta de salida a unos cuantos metros de él a su espalda y la joven mujer que intimidaba con su presencia.
─ No saldrás de esta mansión, no hasta que yo te de el permiso. ─
Sin delicadeza sujetó a la mujer del cuello haciéndole retroceder hasta que su espalda golpeó contra la pared. Viendo la expresión de miedo en el rostro femenino, el chico de cabellos rojos sonrió dejando ver sus afilados caninos, mientras que lentamente aproximaba su rostro hacia el rostro de la chica.