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Sakuya no presento ningún gesto de intimidación, más bien complacida a ser esa exquisita ofrenda para el vampiro, la albina no tenía absolutamente nada que perder, era simple; iba a ser el artífice del deseo hasta caer en la lujuria por parte de Dio.
— Soy completamente suya, My Lord Dio—
Sentir esa mano y observar ese cuerpo tan férreo sobre ella lograron un muy tenua rubor sobre las pálidas mejillas de la sirvienta quién se atrevió a colocar las pequeñas manos sobre los hombros del vampiro y atraerlo sobre sí misma para depositar un beso en esos tan anhelados labios.
ElAmorgado · M
— Estás dispuesta a entregar tu cuerpo al Gran Dio ? — Con una mueca que parecía una sonrisa, más bien una muestra de desprecio por la humanidad y todo lo que le conlleva. A como lo que al verla tendida sobre la cama, Dio con el torso descubierto, mostrando ese cuerpo perfecto que por fin era suyo se acerca a su Sakuya y de forma posesiva introduce su mano por debajo de la falda de aquella albina para tomarle por la fuerza de ser necesario pero ve que ella es presa de ese encanto de el cual solo él es capaz de emanar para esa joven que sin duda esta dispuesta a todo a con su amo. —
Sakuya halló lugar sobre la enorme cama del rubio, le costaba trabajo estar del todo tranquila. Anhelaba tanto ofrecerle incluso su cuerpo al hombre que no tenía idea de la magnitud de dicho acto, no esa completamente consciente de la responsabilidad que conllevaba eso pero aún así lo deseaba. Esos ojos de iris carmín hechizados por la figura del hombre, lo observaron de pies a cabeza solo verlo aumento sus deseos.

— Mi cuerpo le pertenece~ — Y se dejó caer sobre el colchón.
ElAmorgado · M
—De verdad tienes ansía de sentir el cuerpo de el Gran Dio ? * Tras ver aquella frágil apariencia de su maid, no duda en llevarla hasta su cuarto donde la hará suya, y sentirá la grandiosidad de la magnificencia de su cuerpo, para que sienta el calor que emana aquél cuerpo de el cual se ha apoderado de ella. Quitándose la chamarra amarilla, muestra primero sus brazos marcados por el deporte y una figura que muestra presencia. *
Dejó caer el plumero sobre el suelo, casi hipnotizada se acercó a él sin quitarle la mirada de encima para girar su cuerpo y darle la espalda a él. Deslizó su mano por su nuca para remover un poco sus hebras albinas y dejar al descubierto su preciosa nuca; Nivea y suave pues desde su posición regreso la mirada a él, le estaba ofreciendo su pequeña figura bien envuelta en un hermoso vestido de Maid, un corsé ajustado y una falda pomposa que cubría armónicamente sus ligeros.

— Lord Dio, tomeme— Se ruborizó un poco.
ElAmorgado · M
— Me gusta que alguien como tú vea de lo que es capaz el gran Dio cuando se propone las cosas. * Musito con soberbia al ver aquella expresión en dicha chica. *
— Eso sonó algo animal, My Lord—

Ocultó un breve sonrojo detrás del plumero con el que limpiaba el polvo de la biblioteca.
ElAmorgado · M
Si bien que sabes quien es tú macho.

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