—Mi hilo rojo.— Jadea obsceno, y entre otras cosas, mezcla su aliento con ella al goce de los besos. Su lengua pasea sin limitaciones en la boca femenina, revuelve sus salivas, y masajea partes sensibles con el piercing en su punta —Te haré vivir muchas cosas, pero ahora, te haré vivir orgasmos como nunca tuviste.—Le levanta la falda, y pasea el dedo entre sus curvas para encontrar la joya especial que dio a la vampira como primer regalo.

—Al fin la usaste.—

— Mi destino ¿ Es eso que llaman hilo rojo? — Había leído sobre aquello, pero no entendía mucho; el camino a su poder fue dejar todo sentimiento por causa de las masacres que hizo en guerras de tosa clase — ¿ Me harás vivir Ventrue? — Susurro hasta chocar en un intenso beso sus labios con los de él, jurando que podía sentir algo cálido en aquello a pesar de lo pervertido que ambos eran a cada segundo, donde la cama ya no parecía dar más.

—Un premio que merezco, por ser yo tu destino infalible. — También tiene esa altanería para hablar, pero la deja de lado, y no tarda en ir donde la cosaca. Sostiene su mentón, y le hace mirarlo a los ojos —Bien, mi regalo hará más placentero todo lo que haré que vivas esta noche.—Amenaza lascivo. Con las falanges libres toma a la vampira por el culo y termina de acercarla a su cuerpo. Un beso territorial marca que esos labios ahora son eternamente suyos, y le mete la lengua como siempre, embriagándola de sensaciones.

— Obviamente, te tengo este regalo antes de casarnos. Un premio por sólo existir yo ante tus ojos, Rey persa — Sabía de su cuerpo bien dotado y de largas y finas piernas, al igual que todo en ella , de una piel pálida que la hacía ver como una muñeca. Movió sus caderas frente a él — ¿Te gusta, ando con tu bello regalo ~ —

—¿Me invocas a sabiendas de las consecuencias? — Y él se presenta al llamado. Que no crea que no nota el atuendo nuevo, que hace que el Ventrue termine comiéndosela con la mirada.