TrafalgarDWLaw

Ella notó el acercamiento. Por supuesto que notó la forma sutil con la que la rodeó. Lo observó y ya lo tenía cerca, aún más cerca. Podía percibir su olor y escuchar su voz, sedoza pero dura. Suspiró un poco y lo escuchó. Tashigi hizo una mueca ante esa palabra: sumisa. Pero después él se atrevió a mencionar a cierto pirata. Sintió las caricias en su hombro y sus labios rozar su oreja. Se estremeció y la piel se le erizó. Giró la cabeza para verlo de frente. Colocó una mano en el pecho ajeno para crear una barrera entre ellos.

—¿Roronoa? Lo único que me atrae de él son sus katanas. Por favor, no digas estúpideces. -

Hizo una pausa para calmar el temblor de su labio inferior y siguió encarándolo.

—Muestra de poder... ¿Qué clase de mujer crees que soy? ¿Sumisa? Mejor dicho, a ti te gustan las mujeres así, las que puedas tener bajo tu control. Realmente no te imagino como un hombre cariñoso, en lo absoluto. -

No se movió, él no iba a ganarle en esa competencia. Subió la mano para acomodar el cuello de su camisa amarilla mientras que lo miraba de forma retadora.

Aún tomados de la mano, le escuchó decir aquello y relajó los hombros recargandose en la silla mirándolo. Si, era verdad, si se había casado con él era por algo. Se ponía a pensar en su realidad. Ella era una mujer muy apasionada y seguramente si se enamoraba sería de una forma muy seria, tanto como para casarse. Tomó su bebida soltando su mano y bebió un sorbito apenas. Lo escuchó decir su propuesta y levantó su ceja. Se giró para mirarlo, estaban muy cerca y realmente era necesario estarlo pues la música era muy alta.

—¿No me pude resistir a tus encantos? Vamos Trafalgar, eres el hombre menos carismático que he conocido en mi vida, eres de hecho muy detestable. Sería mucho más creible que fueras tu el que cayera primero ante mi e hicieras lo necesario para acostarte conmigo. Como por ejemplo, ser sutil, no insultarme, quizá algunos detalles por aqui y por allá. Un increíble seductor diría yo, como para que en ese pequeño periodo de Punk Hazard hayamos hecho algo como eso. -

Dijo sin dejar de mirarlo a los ojos. Hablaba en serio, era algo que a ella le gustaba. Había descubierto que le gustaban los hombres con poder, quizá un poco de malicia pero no fueran malos, había muchos marines así, sin embargo, le era imposible pensar en enamorarse de un pirata.

El lugar estaba infestado de gente que conocía y justo en esos momentos pensói que tal vez eso no había sido una buena idea. Su reputación estaba siendo manchada en esos momentos, si alguien más lo sabía podría no solo perder su empleo sino ser encarcelada o hasta ejecutada, debía mantener perfil bajo. Se acomodó las gafas y pasó al guardia mismo que Law se encargó de burlar. Se aferró a él y lo siguió por todo el lugar hasta aquella mesa donde tomó asiento y justo como él, peinó la zona con la mirada para obtener tanta información como le fuera pertinente.
Sintió un escalofrío ante el acercamiento ajeno, pero lo escuchó. Giró a mirarlo tratando de descifrar si lo que iban a buscar era lo mismo pues ella debía ir al sótano también. Pero antes de poder responder, la voz en los altavoces clamó el nombre del pirata y fueron iluminados.
Tashigi apretó los labios con cierta molestia y miró a su alrededor. No soportaba tener la atención de tanta gente. Pero claro que sería obvio al "matrimoniarse" con alguien de tanta fama como lo era Law. Pero entonces, escuchó aquello, escuchó su nombre, su puesto e incluso una burla sobre Smoker. Le hervía la sangre y trataba de ver quien carajos decía todas esas cosas para partirle la cara.
Pensó que tal vez la habían investigado, ella no era tan popular... o al menos no creía que lo fuera. La luz era cegadora, el impedía ver al escenario. Giró entonces a mirar a Law y se topó con su mirada de frente. Si, ambos sabían que eso ya se estaba complicando, y no llevaban ni 10 minutos en el lugar. Suspiró pesadamente y lo tomó de la mano sonriendole a la gente, sonrojada por supuesto, levantando la mano izquierda con clara intención de mostrar su anillo. Se acercó al hombre, a su oído para poder hablar.

—Tendremos que mezclarnos un poco y luego desaparecer... Yo necesito ir al sótano tanmbién. -

Se balanceaba en el vaivén nada suave del buque. Ese clima pasaría pronto siempre que el buque avanzara. Pero eso no le importaba, la mujer estaba concentrada en estudiar las reacciones y palabras del hombre. Se mantuvo un momento en silencio al escuchar aquello último. ¿Cómo debía de tomar eso? Hizo una pausa para pensar antes de responder.

—No me dan muchas ganas de estar cerca de ti si lo único que haces es insultarme y menospreciarme. No es una gran forma de seducción. -

Indicó al tiempo que soltaba un suspiro pesado. Estaba acostumbrada a las declaraciones como esas,, de marines y piratas por igual. Sin embargo, escucharlo de él era algo muy sorprendente... le daba escalofríos. No había notado que se sonrojó, las mejillas femeninas presentaban un suave carmín de vergüenza y su corazón latía intensamente. Apretó los labios y no fue capaz de mirarlo.

—Debo ir a dormir...-

Dijo suavemente, como si con aquello esperara que el hombre se apartara de la puerta y la dejara ir.

La presentación del hombre fue reveladora, ciertamente no le sorprendía verlo así, lo que si le había sorprendido era lo que había provocado en ella. Se sobresaltó un poco y hacía un esfuerzo glacial por no mirar su torso desnudo. Le temblaba la mirada y sostenerla en el rostro ajeno era una verdadera tortura. Sudaba frio y las manos le eran incontrolables de temblor. Había olvidado por qué estaba ahí, en realidad, había olvidado todo. Apretó los labios y desvió su mirada, parcialmente sonrojada, mientras regresaba de si.

—Solo quiero saber por qué. ¿Qué te orilló a invitarme a tu tripulación? -
Ya era ella nuevamente, lo miró a los ojos y entró a su camarote una vez que se aseguró que no eran vistos por nadie.

—¿Crees que no sé lo que piensas de mi? Tu me lo has dicho... débil, insignificante... ¿Y de pronto me invitas a ser parte de tu tripulación? Si soy tan inservible, tan inaudita para la Marina... -

Se detuvo a mirarlo ahora desde dentro. Calló y lo miró, tratando de descifrar su expresión.

Lo miró a los ojos con total brío y desprecio. Le empujó para que saliera de su camarote y cerró la puerta con sonoro portazo. Totalmente encabritada, dio vueltas en su pequeño cuarto de un lado a otro, a pasos molestos soltando maldiciones entre susurros. ¿Una pirata ella? Le parecía inaudito siquiera pensar en que si por alguna razon ella dejase la Marina su siguiente paso fuera ser una pirata. Se tiró a la cama y se tranquilizó y fue ahí cuando sintió curiosidad. ¿Por qué Law la invitaría a formar parte de su tripulación? Esa pregunta la estaba matando. Volvió a levantarse y caminó de un lado a otro nuevamente. No sabía qué estaba pasando. Salió de su camarote y notó que hacía mucho frío, estaba lloviendo. Demonios, llovía con fuerza. El mar estaba agitado y el buque se movía de un lado a otro. Corrió a la cabina y parecía que todo estaba en control y que no debía preocuparse, pero siendo ella por supuesto que se preocuparía. Suspiró y pasó a ver a Smoker para despedirse. Caminó dando la vuelta completa al buque y se detuvo frente a la puerta del pirata. Se paró ahí por un par de segundos pensando. Y tocó. Dos golpes fuertes con sus nudillos para que le abriera. Su corazón se aceleró, pero quería respuestas.

Ignoraba qué pasaba por la cabeza de ese hombre y eso era lo que más le aterraba. ¿Qué planes maquiavélicos podía estar formulando mientras la miraba así? ¿Por qué de repente la miraba como si fueran grandes amigos? Le podía nerviosa, muy nerviosa. Por la mente de Tashigi pasaban mil y un pensamientos malos y atroces sobre Law, pero en esos momentos parecía que era otra persona, con su dulce mirada como la de un muchacho que ha sufrido mucho y está abriéndose con ella. ¿Eso hacía? ¿De verdad el hombre estaba dejándose ver o era un truco? Odiaba lidiar con piratas, le costaba trabajo confiar en ellos. Pensó incluso que estaba tratando de seducirla de alguna forma. Aquello no le sorprendería pues ella sabia bien que no era una mujer fea, que su cuerpo era deseado por los varones y por eso lo cubría tanto como podía. No se consideraba una mujer hermosa, pero sabía que al estar rodeada de tantos hombres, podía ser victima de acoso. ¡Cuantas veces ya había pasado por eso! Muchas lamentablemente y había aprendido a leerlos bastante bien pero Law le estaba costando trabajo.
Antes de poder decir o hacer algo, él finalmente habló y lo que dijo la dejó helada.
Unos segundos en silencio y finalmente enarcó las cejas y arrugó la nariz en una cólera creciente. Levantó la mano y con la palma abierta depositó un sonoro golpe en la mejilla del hombre.

—¿Cómo te atreves? ¿Soy un chiste para ti? Lárgate y déjame en paz. -

Se levantó y abrió la puerta de su camarote esperando a que el hombre se fuera, iracunda y llena de rabia. ¿Como se atrevía a siquiera pensar que ella dejaría así de fácil la Marina y ser una sucia y vil pirata Corazón? ¿Por quien la tomaba? Quería romperle el cuello. Lo odiaba, lo aborrecía con todo su ser.

Sentada en la cama, a un lado de él, vislumbró la situación. Tenía a un hombre en su alcoba y peor aún, ¡era un pirata! Pero claro, no cualquier pirata. Era Trafalgar Law... Realmente no sabía que estaba pasando. Tashigi parpadeó varias veces ante la pregunta del hombre y suspiró pesadamente. Se acomodó en su asiento y giró hacia él. Miró a todos lados menos a él y cuando finalmente tuvo la respuesta, sus miradas se encontraron. Pudo notar el suave gris que adornaba su iris. Y brillaban. Que ojos tan penetrantes y bonitos tenía él. Salió de su trance un momento y desvió la mirada.

—Es mi hogar. No sé qué haría si dejara la Marina. Tampoco tengo razones para hacerlo... Hago lo que puedo por hacer un mundo mejor. -concluyó suavemente y regresó a mirarlo. No sabía si estaba intimidada o simplemente nerviosa, como una colegiala. Ella no era así, sólo le había pasado algo así con un capitán del que se enamoró profundamente, aunque él murió en una misión dejando su corazón destrozando, a pesar de que jamás cruzaron palabra alguna, ella lo miraba de lejos y suspiraba en su nombre. Regresó con Law y trató de tranquilizarse mirándolo plácidamente.