Una de tantas noches de su viaje, aquella figura gigantesca, llevando ropajes negros, y una manta cubriendo su larga cabellera decidió moverse hacia el bazar que se encontraba en la Calle Luna Media. Sus contactos le habían dicho de cierta tienda secreta que proveía artefactos, pero también información, e inclusive otros servicios un poco menos legales, como espionaje e inclusive transporte de ítemes fuera de los ojos de las autoridades.

Considerando que poco le importaba la nobleza, y que estos contactos pudiesen ser interesantes, se detuvo en medio de aquella calle, un papel entre sus dedos con la contraseña que susurraría luego de tocar la puerta del local. — Escorpión Azul. — Susurró para ver si la clave que le había sido vendida era la correcta, y si no era el caso, se las arreglaría con su contacto luego.

Lo cierto es que esperó en el lugar, en esa sombría y quieta calle, y entrecerrando sus ojos se mantuvo ahí por unos minutos, mas un tanto paranoico de sus alrededore

Ya llevaba una semana viajando fuera de las inmediaciones de su hogar, y fue entonces cuando entendió que ahora debería comenzar a hacer algunos movimientos más silenciosos. La Ciudadela Negra, y su compañía, eran una fuerza imparable, si bien su tamaño no era gigantesco, la fuerza, variedad y táctica de sus brigadas era reconocida por muchos lugares, sin contar que este lugar era hogar de mercaderes y tipos de personas interesantes, ya que quedaba justo en el medio del camino entre el Norte y el Sur de la Costa de la Espada, haciéndolo un fuerte que servía como parada para muchos viajeros.

Y a pesar de todo, su nivel táctico en la parte callejera y "underground" no era demasiado extensivo, eran simples guerreros, algunos magos, y aquellos del pueblo, pero no tenían una red de información tan amplia ni acceso a algunas cosas que se conseguían solo por medios ilegales.