« Back to Album · Next »
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
Thelilacwitch · 22-25
Era bueno.
La vida en las afueras de Zeyia se resumían en caminatas por el campo, visitar antiguas construcciones, experimentos en la cocina y reír de las travesuras que juntos cometían.
Tenían amigos en otros reinos, pero jamás asistían a visitarles, estaban más ocupados subiendo a la terraza para, según Janâ, tratar de tocar el cielo. Pese a no lograrlo como ella quería almenos tenía la certeza de que ningún peligro iba a separarles, que él siempre sería suyo.
Los primeros diez años fueron perfectos, ella jamás envejeció. Echar raíces nunca la motivó a casarse, pero deseaban una familia. Esto no fue objeto de discusión hasta que Janâ comenzó a soñar con sus hijos, quería eso de vuelta.
Se ocultaba cada luna llena a escondidas para tenerlo: de barro, tela, paja. Ninguno dió el llanto de la vida. Nada podía quitarle su sueño de entre las cejas, mismo que la condujo a las artes del caos. El testigo de su magia negra fue el bosque.
La vida en las afueras de Zeyia se resumían en caminatas por el campo, visitar antiguas construcciones, experimentos en la cocina y reír de las travesuras que juntos cometían.
Tenían amigos en otros reinos, pero jamás asistían a visitarles, estaban más ocupados subiendo a la terraza para, según Janâ, tratar de tocar el cielo. Pese a no lograrlo como ella quería almenos tenía la certeza de que ningún peligro iba a separarles, que él siempre sería suyo.
Los primeros diez años fueron perfectos, ella jamás envejeció. Echar raíces nunca la motivó a casarse, pero deseaban una familia. Esto no fue objeto de discusión hasta que Janâ comenzó a soñar con sus hijos, quería eso de vuelta.
Se ocultaba cada luna llena a escondidas para tenerlo: de barro, tela, paja. Ninguno dió el llanto de la vida. Nada podía quitarle su sueño de entre las cejas, mismo que la condujo a las artes del caos. El testigo de su magia negra fue el bosque.
Add a comment...