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Llegó tarde al primer día de clases por haber hecho que una de sus compañeras llorara diamantes antes de la entrada. Para Janâ fue una venganza justa. La niñita con colmillos había llamado “pajarraco de cementerio” al cuervo Certus, su amigo. Entró al salón y la maestra, que parecía una bruja, le indicó su lugar al lado de la ventana. Cuando acomodó sus útiles encontró en su cartuchera la goma de borrar que el niño tímido le había dado. J + A se leía en la superficie de color violeta.
Qué humillante, sentía las mejillas ardiendo.
 
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Thelilacwitch · 22-25
Lo separó segundos después, no lo pensó demasiado, prefería quedarse con la anécdota a que con las ganas. Se paró de puntitas y atinó sus labios. En la negrura nadie podía juzgarlos.

Fue un beso tonto, Janâ no tenía idea de cómo eran los besos. Era bruja, no una fiera amante. Pero su fuerza al mantenerlo cerca, con los brazos rodeando sus hombros, la hacia ver como una.
 
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