Las chicas estaban deslumbrantes. Iba a ser la primera vez que pondrían los pies en el territorio de sus aliados, la impresión que querían dar se alejaba de la buena: ellas querían aterrarlos. Pero sólo por esa vez, al tiempo de dejar bien en claro que el eran aliadas feroces e intimidantes.
Y les convenía bastante ya que en cuanto la visita aquí se terminara ellos irían a su Casa. Fue idea de los líderes, según para unir más a todos. ━Es temprano. Hay que darles un desayuno memorable ━ Scarlett cubrió su canasta después de asegurarse de que los panecillos de fresa estuvieran ordenadit
Se quedó muy quieto al ver todo el ajo desaparecer en el agua. Estaba en esos extraños momentos donde había un paso de distancia entre la paranoia y una carcajada.
— Mier-... — No, tenían que salir de allí. Más de un vampiro lloraría sangre al día siguiente. Apresuró a Jana hacia la escalera, y luego de bajar corrió de inmediato hacia donde habían dejado a Rexus.
— Tengo el presentimiento que se confían demasiado en la noche. — Si, era extraño, pero ya estaban arriba. Le pasó el frasco de ajo en polvo y por alguna razón sintió un escalofrío en la nuca.
La niebla estaba fresca, qué extraño. Subió un poco más hasta poner su cuerpo detrás del de Jana, no quería perderla de vista.
— Con un poco será suficiente, creo es bastante concentrado. —
Fingió sentirse halagada y subió por la escalera con rapidez. Estaba impaciente. Jaló a Aemond del brazo para apresurar la misión y al volver la mirada hacia delante estaba otra escalera pequeña, sin perder el tiempo exploró.
━Pensé que iba a forzar alguna cerradura. ━Eso pintaba demasiado fácil. Levantó la tapa metálica a la vez que un aroma a humedad llenaba su nariz. ━Pásame el ajito. ━dijo extendiendo la mano hacia donde dejó a su compañero.
El plan sonaba muy bien, pero había muchas distracciones dispuestas a condenar su estrategia.
Rexus realmente no fue a patrullar, cuando Gilda hizo niebla se escabulló para volver hacia ella y aprovechando la bruma le robó un inocente besito. Para ese entonces Aemond y Jana ya estaban buscando por dónde escalar para subir al tanque; había una escalera de servicio allí, la cual encontró tras rodear el sitio.
— Damas primero. — ¿Caballerosidad? Sí... Y no. Él iría detrás, y si no se ganaba una patada ese ojo podría ver por dos.
━Este es el plan. ━continuo Jana. ━El tanque de agua está detrás, es nuestra entrada y salida. Gilda invocará niebla. Rexus va a vigilar el perimetro. Aemond y yo dejaremos el regalito. Y luego cada quien se va a dormir... ¿Va?
Para colmo la venganza era viciosa. Lo pensó un poco, guardando todas las reacciones posibles en el puño cerrado detrás de su propia espalda. Ansiaba que esos malditos pálidos pagaran la humillación a un costo más elevado. Volvió a mirar el interior de la mochila, un rastro de maldad asomó su faz neutra y la corrompió una gran sonrisa.
━No hay luna esta noche, nos ayudará la oscuridad.
Levantó la mirada y se lo agradeció con un pico.
Azuras suspirando y otras halagando la escena, eso sí, antes de dejarlos partir todas rindieron un voto de discresión. Gilda se sumó al grupo, cuatro era una cifra estable para un equipo de sabotaje.
━Esto es un suicidio. ━Comentó Gilda admirando desde el camuflaje de un arbusto el territorio de los vampiros. Las luces de esa casa estaban encendidas. ━Estos tipos duermen por el día... ¿No sería mejor venir de maña-...
━Quiero mi venganza ahora. ━Jan se acomodó la capucha. ━Y no temas, Rexus va a cuidarte.
Rexus soltó una risilla malvada al escuchar la pregunta, después buscó a Gilda por todas partes; quería invitarla a la travesura. Aemond no fue tan reservado como ella, pues de todo lo sucedido ya sería patético no ir a besarle la mejilla... Y asi lo hizo.
— ¿A qué más? A cobrar lo que nos deben. — Y le mostró el contenido de la mochila: ajo, mucho ajo en polvo dentro de contenedores de plástico.
— Vamos a sabotear su almacenamiento de agua. Cuando se duchen tendrán ronchas en las ronchas, en todos los lugares donde te imagines. —
Los chicos ya entendían la exclusividad de la bruja hacia el tuerto. Ya no les recibía los cumplidos, los regalos o las atenciones durante los recesos, pues Janâ estaba con él.
Los aliados no hicieron nada, la venganza no era una opción. Pero los chupasangre no perdieron la oportunidad. Marcaron su banca con rayones y algunos insultos.
Pero la bruja no se mostraba afectada. Logró quitar algunas manchas con magia el día mismo porque si lo veían los maestros...
Cuando llegó Aemond contuvo todas las ganas de abrazarlo, ya no tenía que dar tema de conversación a las Azuras, que estaban todas al pendiente. De nuevo se encontraban en el salón donde todo inició.
Quizás Jana estaba pasando la peor parte. En su club casi nadie mencionaba el tema frente a él, pero podía sentir que estaban confundidos. Curioso, pero ese suceso le había recordado que aún seguía siendo humano, y que muchos pensaban que aún era inferior a otras razas. ¿Cómo podría una bruja tener semejantes gustos?
Bueno, lo importante es que si los tenía, y que él también.
Fue un alivio ya no tener que esconderse, así que podía ir a verla cuando quisiera. Justo eso hizo, pues se enteró que los chupasangre habían saboteado la banca de Jana. Él ya traía con él una mochila lista para ello; correría sangre esa noche. Rexus lo acompañó gustoso.
Tocó la puerta de la casa de las brujas, aunque no era necesario. Ya había notado muchos ojos asomarse por las ventanas mirando a los dos chicos.
