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Visual implants "Kitsune".
 
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❝ ¿Qué hay de ese cromo que llevas puesto? Jamás vi una cosa igual. Podría conservar algo de eso luego de esta misión, casi por accidente.

Y bufó en una larga risotada. Ella no parecía llevar algo de corporaciones, no era tech vulgar, ni siquiera militar. Parecía ser una artesanía de alguien que sabía lo que hacía. Era una basura especial, eso sin dudas, y Neón tenía un asiduo apetito por cosas similares.

❝¿De donde sacaste unas piezas así? Quiero saber.
Poco pensó en la idea, el curro era bueno y eso le alcanzaba por ahora. Silver Fox no era de confiar, como ningún otro merc suelo, pero a la vez, era necesario repasar en otros para sacar provecho. Aunque fuese muy bueno para ser real, quizás este sería un autentico milagro. Oyó la explicación opuesta, de hecho, se le hacía sabor en la boca el solo pensar una cuestión.
❝Te dije que iré en grande, o no iré. Este juguete que ves ahora solamente es para no asustar a la pasma y a los orgánicos. Ya verás lo que puedo hacer bien motivado.
Él no prestaba atención a otra cosa que no fuese la opuesta, de hecho, de ahí venía la sugerencia de su segundo favor, algo que se indagó desde el primer momento que le vió. Neón solamente tenía ojos para dos cosas: Rameras e implantes.
Su mirada se dirigió a la luces de neón del edificio más cercano, desde donde se podía ver perfectamente la hora actual. Algo anticuado, sinceramente, pues la mayoría de los ciudadanos poseían ya artefactos implantados o gadgets tecnológicos que les anunciaban todo tipo de información relevante, incluida esa. Por su parte, la mujer prefería no depender demasiado de sus mejoras en cosas tan nimias; todavía no aceptaba, ni le gustaba, ese cuerpo suyo que rayaba en lo inhumano.

Y será mejor que no uses tus implantes de Kitsune o podrían asociarnos comentó a modo de broma, pese a saber que seguramente Neon no lo tomaría igual que ella. Después, regresó su vista a él y esperó para poder responder su duda.
Se sintió complacida cuando Neón aceptó la misión. No había nadie más adecuado que él para esa labor, y sin duda su ayuda iba a serle de muchísima utilidad merced a sus métodos más bien violentos y poco ortodoxos. Nüying se cruzó de brazos y escuchó todo lo que él tenía que decir; si peleaban sin medirse y yendo totalmente en serio la cosa iba a ser infinitamente más creíble, pero difícil. La fémina lo reconocía como a un peligroso —y digno— rival... Tendría que prepararse en demasía para el encuentro.

Que así sea entonces asintió y sonrió de lado. Siempre lo había visto más como un compañero y, aún así, no dudaría en tirar con intenciones de lastimar. Algo dentro de ella se encendió, una chispa de emoción. Escucho tu pregunta, pero no nos demoremos tanto con esta charla, la operación inicia en un par de horas.
la pesada risa que salió de él, de esa mascara de corpo, que delataba que eran solamente un ilusión de la demencia que ocultaba en implantes caros y trajes de nannos.

❝ ¿Fingir, dices? Ellos no van a creer que el puto Neon Demon va a jugar con la zorra de cromo sin ir a por todo, tienes una reputación en las calles, SF. Tendrás que ingeniártelas para sobrevivir, porque yo iré con todo. No tiraré abajo el asalto por confiar en tus dotes de actuación, ve en grande o no vayas. Si sobrevivimos a eso ya veremos como se paga ese favor. Quiero preguntarte algo más ahora.
Neón no entendía del todo los motivos ajenos, para él y su nula empatía no existía una ecuación que resolviese los asuntos morales o los debates personales, pero aprovechaba la oferta que la ajena le otorgó. Muchos mercs eran como Silver Fox, no persiguen el billete, persiguen la leyenda detrás de eso. Tomó la memoria, sin dudarlo mucho, con sus largos humanos, que revelaban en sus yemas las hendiduras de las conexiones que absorberían dicho recipiente en su interior seguro, señal de que aceptaría.

❝ Parece que entiendes en lo que te metes, pero hacerles a un 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚-𝐟𝐮𝐞𝐠𝐨 a ellos... Tienes un par de ideas en esa cabeza llena de cromo, al parecer.

El trato parecía demasiado bueno para ser verdad, pero era un golpe del que Neón tenía mucho apetito por asuntos personales. Ambos sabían de lo que eran capaces, tanto Silver Fox como el propio demonio, y en el peor de los casos tendría que gastar su plomo en todos. Daría el golpe sin dudarlo. Tomó del whisky directamente, ahogando...
, hacerlo lo más realista que puedas para que no parezca que fui yo la que filtró esto. Y, tranquilo, no pediré nada a cambio. Sé que algún día me devolverás el favor. ¿Qué dices?
Suspiró profundamente, la fama que se había ganado iba hacia el camino incorrecto. Se supone que ella era una especie de protectora para los débiles y una cazadora de corruptos y asesinos, pero muchos la veían como la persona que "eliminaba a la competencia" y de vez en vez le recomendaban trabajos de ese estilo. Nüying no se tentaba el corazón en rechazar las peticiones; empero, esa en especial le causó intriga por su secretismo y supo que si no aceptaba jamás podría detenerla. Estaba arriesgando la cabeza al contarle todo eso a Neon, ¿y qué más daba? De todos modos desde hacía mucho que la muerte la seguía a todos lados.

Te daré la información para que puedas frustrarlo e incluso te apoyaré en secreto. Puedes hacer lo que quieras con la mercancía, siempre que no la consigan esos cerdos estiró su brazo para ofrecerle la tarjeta y ladeó levemente la cabeza para ofrecerle una media sonrisa. [i]Lo único que tendrás que hacer es fingir que peleas conmigo,
Los comentarios de Neon siempre eran así: mordaces, directos, faltos de todo tacto. Nüying ya estaba acostumbrada y no lo veía a mal, aunque sí que solía pasarlos por alto en vez de regresarle la "ofensa" o de darle más importancia de la que sabía que estos tenían. Fue así que, una vez que se encontraron a solas y él soltó todo ese discurso, Silver Fox sólo negó con la cabeza y se llevó la mano a la tela del escote para extraer de ahí una tarjeta con la que jugó unos segundos entre sus dedos antes de regresar su atención a la charla.

Me contrataron para proteger la carga de uno de estos cargamentos se remojó los labios como un tic que tenía, y estos le supieron al trago que se bebió de un tirón antes, cosa que le provocó cierto desagrado. No terminaba de acostumbrarse a las bebidas especiales. [i]A mí y a otros, ya sabes. No entiendo todavía el motivo por el que recurrieron a mí, quizá pensaron que era una mercenaria más...
alimento u arma improvisada, según la ocasión. Caminó detrás de ella lentamente, a paso suave, como si el mundo tuviese que esperarlo a él y no lo contrario. Una vez fuera, donde la puerta de emergencia llevaba al peor callejón de la ciudad, el viento de artificio les rodeó con su frialdad.
Te escucharé... Pero antes... Dime el precio. Lo que suelte esa boca sucia valdrá más que solo créditos, imagino. Y si lo sueltas es porque sabes que el trabajo se hará, así que no temes las consecuencias. Esto no es una cachondeada tuya entonces, algo te está moviendo dentro de esos circuitos... Algo te interesa realmente de esto.

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