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18-21, M
Hjarta mitt ræður leiðina til myrkurs. ╯ El enviado de la Serpiente Negra.
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Iriel · 70-79, F
~ El tiempo para la doncella élfica era una ilusión ¿Cuánto se habrían estirado las hebras de su existencia desde que notó a la silueta obscura farfullar y perderse entre la flora hasta cuando ésta última clamó? El roce de sus dedos contra las hojas del arbusto, el viento, el fluir del pequeño caudal cercano llevaban una armonía tan encantadora y la tierra húmeda traía consigo tan inigualable fragancia, que no pudo más que suspenderse en un estado contemplativo.

Las luciérnagas quedaron atrás, el silencio fue adornado con el adagio de la naturaleza hasta que Iriël advirtió ese grácil santiamén. No lo esperaba, no lo hubiese deseado ni en mil eones, pero sabía que aquellos pasos toscos sobre el lodazal que antes se alejaron de sí traían consigo un infinito agobio que tarde o temprano harían mella en esa alma. Los robles y fresnos llevaron sus brazos hacia la luna dormida, tan lentamente que el roce de ramas y verdor se extendió por el vasto paraje. Al mismo momento en el que las sílfides llegaron con fresca danza en torno de la albina doncella, recibió la voz de los ancestrales entes de madera, en especial de uno que arrullaba al nuevo huésped de sus tierras.

Valiéndose de su ligereza dio un pequeño salto hacia la más cercana higuera. Su tacto, trepar y avance fueron dulces mimos a la vegetación. Edhel parecía nadar entre el ramaje como si éste fuese agua, puesto que la flexibilidad de sus extremidades y tronco le permitían pasar incluso entre minúsculas brechas a través de saltos ágiles, girando sobre sí misma, manteniendo el cuerpo extendido y la faz directa hacia aquel que acunaba el incipiente sueño de la sombra cansada, sin ser más ruidosa que un suspiro. Sus pies parecían tomar con notable calma la vorágine de su movimiento, ya que cabe destacar que la maestría en su desplazar obedecía a que ella y el bosque parecían ser una sola esencia y así, Lirio Blanco, al lóbrego claro habría de llegar.

Una porción de la niebla que de forma sempiterna la acompañaba se concentró en sus labios, como si quedase a la espera de una prosa, y mientras Iriël silenciosamente bajaba de uno de los árboles, en un susurro recitó cuidadosa. ~ Idril Mith... ~ De sus labios manó la palabra reluciendo como un vaho que dio forma al aura, siendo esbozada tan acuosa como luminosa. Una estrella se encendió quedando suspendida a un costado del lozano rostro de la dama, tan diminuta como la libélula, pero cuyo blanco hacía gala de los tonos de su dueña.

Siempre frente al forastero, caminó hacia él hasta que tres metros los separaron justo en el momento en el que esa alma comenzaba a cerrar sus ojos. Alzó una de sus manos mirando hacia arriba con una sonrisa ligera en suplicante ánimo y entonces, una pera de un árbol cayó rumbo a la extremidad la elfa, quien la atrapó sin gran problema. Su intención mala no era, mas tampoco osaba a acercarse al extraño pues bien sabidos tenía los deseos del mismo. Se inclinó dejando que el mar de gasas que conformaba su vestido se extendiera, y que la bruma que la rodeaba diera la ilusión de ondear cual océano bravío sin tocar a Svartur, y que sus cabellos largos bañaran su virtuosa efigie en ondas afables. Puso el fruto sobre el prado y le dio un pequeño impulso con la palma y dedos para que ésta viajara rodando hacia la sombra.

La Luindar sonreía con manso ánimo de líneas leves. No se atrevía a dibujar en su rostro emociones fuertes, pero no podía evitar sentir curiosidad por la femenina silueta ante sus ojos, y cual niña se dedicó a admirarle en silencio por breve lapso sin erigirse. Puso ambas manos sobre sus rodillas, y allí, acuclillada con liviandad sobre las puntas de los pies, apoyó una mejilla sobre la zona suave y blanca de los dorsos. El adagio culminó con la música de su voz. ~

Os invitaría a comer algo hecho de mi propia mano si aceptárais, noble dama. Si gustáis después de reponeros podréis iros en libertad. Nada quiero de vuestra merced más que ver alivio, aunque sea por ínfimo tris, en vuestro camino.
 
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