El movimiento de la sociedad aumentaba con el tiempo. Cada día ocurría un incidente mayor, el trabajo llovía específicamente en la rama de la limpieza. Tal desastre la había orillado a crear la división especial ofensiva de la Orden del Rubí, rompiendo una de las reglas más sagradas de la organización: Por humanos, y siempre humanos. Al carajo con ello, los humanos de antes no se habían enfrentado a semejante desastre. Meditaba esa decisión fumándose un cigarro, dentro de uno de los privados del bar 7sins. Su asistente lo había reservado en la mañana, y lo consideró el mejor lugar para la...
Momentos antes de la llegada del otro, ya tenía claro que se encontraba en desventaja para negociar, y eso el otro lo vería. Tenía unas marcadas ojeras bajo los ojos, los labios ligeramente resecos. Ni siquiera se había colocado maquillaje, y era una fortuna que su rostro juvenil no lo necesitara demasiado. Tenía todo el aspecto de una persona agotada, quizás un poco deshidratada. Si sus ojos estaban activos y su mente era ágil era porque había utilizado un último recurso: alguna substancia energizante no precisamente legal.
Se preguntó con una sonrisa si eso incomodaría al hombre, si lo notaría, y si sería posible justificar esa debilidad con la situación tan terrible que asumía como su responsabilidad. Los humanos no tenían cómo saber o prepararse para lo que venía, así que ella automáticamente con todos sus recursos supo que era su labor.
Cuando la puerta se abrió se puso de pie, dirigiendo la mano hacia el joven que entraba al privado. ....
