-Estaba en un gran dilema en ese momento. Se preguntaba a si misma, sentada en el asiento del copiloto de ese Jeep 4x4, qué era mejor. Si encontrarse en ese increíble calor infernal entre saltos y saltos del vehículo, o en el momento más tenso de su vida hace un par de semanas, en ese club. Tuvo que elegir que ese momento era mejor, mientras empinaba una botella de agua contra su boca. Ahora otro cliente les había contactado para "recolectar" un objeto de gran "valor sentimental", en El Cairo, vaya sitio. Decidió ir únicamente con Carter, pues "Black Sabbath" había asegurado...
Miró a su asistente extrañada, quizás reclamándole con la mirada. Eran deseos al fin y al cabo, superiores a los beneficios de esa misión. Y ahora que él la había completado, tuvo la oportunidad de elegir su propio deseo. Colocó las manos en la cintura y con toda seguridad hizo su demanda.
- Quisiera cien billones de dólares, por favor.
El anciano los miró a ambos, y a ella se le carcajeó en la cara. Negó con la cabeza y de entre sus ropas sacó el escarabajo dorado, lanzándolo a los pies del chico.
"Muchacha tonta, yo tan sólo soy un espíritu aburrido. Me alegra que mis viejos amigos no hayan olvidado que me gustan las víctimas ingenuas. Toma chico, al menos eres más razonable. Seguro te enviaron por esto, es la última de mis pertenencias de valor. Ya que se ha terminado el legado que debo custodiar, ahora partiré en paz."
El ser se esfumó. El aroma también disminuyó, dejándola tan sólo mirando el escarabajo en el suelo con un tic nervioso en la comisura de su labio.
