-Estaba en un gran dilema en ese momento. Se preguntaba a si misma, sentada en el asiento del copiloto de ese Jeep 4x4, qué era mejor. Si encontrarse en ese increíble calor infernal entre saltos y saltos del vehículo, o en el momento más tenso de su vida hace un par de semanas, en ese club. Tuvo que elegir que ese momento era mejor, mientras empinaba una botella de agua contra su boca. Ahora otro cliente les había contactado para "recolectar" un objeto de gran "valor sentimental", en El Cairo, vaya sitio. Decidió ir únicamente con Carter, pues "Black Sabbath" había asegurado...
La visión de su libro estaba fallando. Probablemente necesitaba más agua o era el cansancio... No, el libro estaba temblando... El suelo estaba sacudiéndose. Al parecer el pequeño click de la piedrilla se introdujo suelo abajo y tocó algo muy delicado en el interior de la cueva, y entonces el temblor se detuvo.
Pasos que parecían arrastrarse desde el interior resonaron a un ritmo lento y cansado. Eran tan débiles que no sintió necesidad alguna de ir por el arma a su auto, aunque debería hacerlo. Las cosas ya estaban lo suficientemente mal desde que el suelo tembló, y desde que apareció alguien desde las profundides en un lugar que parecía desolado. Un anciano encorvado apareció en la entrada de la cueva, acompañado de un olor extraño, embriagador y placentero.
"Bienvenidos, jóvenes humanos. Me han encontrado, así que cumpliré un deseo a cada uno. Piensen sabiamente."
Esa oferta la dejó boquiabierta. Joder... ¿Era en serio? Aunque buscó mantenerse seria, era uno de esos
