-abrió la boca pero se quedó en silencio, tantas cosas que quería decirle pero ahora pensaba que no era correcto, había pasado su tiempo.
Suspiró y le observó salir, volviendo a acurrucarse con su almohada mientras sus ojos volvian a llenarse de lágrimas-

Se sintió torpe.
No había estado en una situación similar antes y por eso, las palabras no fluían.
Suspiró mirando a la chica, le dolía mucho verle llorar.

— Sólo quiero decir que... siempre estaré para ti. Aún si ya no quieres tenerme cerca, lo entiendo pero para mí ésto no cambia lo importante que eres en mi vida.

La albina se puso en pie y decidió irse, esperando que Silvia se sintiera mejor si le daba su espacio.

Eso no me hace sentir mejor ...

-respondió muy bajo, casi un susurro, limpiando luego con su muñeca algunas lágrimas que se habían escapado aunque trataba de mostrarse calmada-

— Oh...

Cerró sus labios y no pudo hablar de inmediato. Tenía ahora un rubor en el rostro y una expresión triste que intentó borrar al arrodillarse en el suelo y alzar la mirada, buscando el contacto con los ojos ajenos.

— Ambas sabemos que eso no... no se podría. Ni siquiera puedo estar con un alfa, mis padres tampoco permitirían que... —sacudió la cabeza, quitándose esa idea y volvió a hablarle suave — Eres la chica más gentil que conozco, mereces encontrar a alguien que te quiera y pueda estar contigo ¿entiendes? Yo no quería hacerte daño, no lo sabía... Lo siento mucho.

-suspiró, tomando aire luego y así se sentó sobre la cama, aún cubierta con las sábanas solo dejando visibles sus ojos algo irritados por el llanto y los rastros de las lágrimas en sus mejillas-

Me quieres... Pero no igual que yo a ti...

-desvió su mirada y sus mejillas enrojecieron a la vez que hablaba-

Me gustas... Hace mucho, pero no sabía cómo decirlos, soy una Omega y eso no se puede pero tampoco puedo controlar lo que siento...

— ¿Qué...?

Preguntó en un hilo de voz, cada vez más preocupada. Estaba desconcertada y pensaba muchas cosas, divagando sobre los posibles motivos por los que Silvia se negaba a hablarle.
Caminó acercándose más, estiró su mano para tocar las sábanas pero se arrepintió y sólo observó ingenua.

— Por favor, no te enojes conmigo... Te quiero, te quiero mucho y me angustio si estás mal, por eso quiero entender qué te sucede y ayudarte...

-bajo las sábanas estaba. Ese día no había tenido ganas de salir de la habitación y tampoco se sentía bien de forma emocional.
Escuchar la voz ya conocida solo hizo se encogiera mas bajo las sábanas, abrazando a su almohada, estaba triste y enojada consigo misma por ni haber sido capaz de hablar antes. Emitió un pequeño murmuro nada más en respuesta a su amiga y siguió bajo las sábanas, tampoco quería que la viera llorando-

Bonnie fue cautelosa al entrar en la habitación de Silvia esa noche. Avisó con un pequeño golpe a la puerta y se adentró buscándole.
Sabía que estaba allí porque no la había visto salir, ni escuchó su puerta siendo que estaban las habitaciones continuas.

La chica se detuvo luego de entrar, mirándole y aunque estuvo practicando qué decir en su mente, ahora no sabía cómo expresarse.

— Sil yo... Quiero hablar contigo, necesito que me hables. No sé qué pasó, no entiendo pero si dije algo que te hizo sentir mal lo siento mucho...