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Eastern Fire Dragon | +18/+21 ; NSFW | Roleplay • All genres
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YuanWuFen · 100+, M
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En principio no creía las palabras de su hermano, ¿realmente era él o era alguien diferente imitandolo? Lo rodeó un poco más, necesitaba cerciorarse de quien estaba frente a ella. No creía lo que escuchaba, Shaitan se escuchaba algo diferente a lo que recordaba.

Escucho atenta todo lo que decía y detuvo su ronda para quedar frente a él. Su mirada aunque algo fiera, transmitia esa paz tan comun en el dragón del viento. Además, lo que decía tenía algo de sentido. Sabia lo de su madre y todo sobre los portales, y también sabía que su hermano haría lo que fuera por su madre. Así que arriesgandose decidió recibir a su hermano de la manera más cortés pero sin bajar la guardía a un posible ataque.

[c=#5DC1B9]— Es extraño escucharte hablar así, pero esta bien, confiaré en ti, asi que mas te vale no estar tramando nada, porque te pesara hermano...[/c]

Con un giro de su rostro le indico el lugar donde antes había estado descansando, para que descendieran y así no alertar al resto de elfos de su bosque. Ella se adelanto un poco y descendio hasta esa solitaria cumbre y al llegar a la base de ese frondoso árbol, una extraña ventisca se manifestó, ocultando a ese feroz dragón y mostrando la figura de una mujer, un elfo femenino de cabellos color oro y ojos turquesa, vistiendo ropas de tonos verdes, blancos y dorados. Aquella dama se quedó de pie frente al árbol con la mirada en el cielo, sin quitar la vista en la silueta imponente del dragón del fuego. Hablaría con él y trataría al menos de confiar en él. Ya que había venido a buscarla, al menos correspondería el detalle de la manera en que siempre acostumbraba.
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[c=#5DC1B9]— ¿A Hablar? ¿Tú? ... ¿Acaso es una broma de tu parte?[/c]

Respondió en su idioma original a las palabras de su hermano, para los oídos ajenos parecería que ambos dragones hubieran empezado a rugirse mutuamente, cosa que aterro de sobremanera a los habitantes de las montañas flotantes. Los elfos sabían que su guardiana era un ser pacifico pero cuando se decidía a atacar podía ser algo devastador. Al ver como ambos seres se encontraban rugiendose entre sí en los cielos, solo pudieron acatar la orden iniciar y resguardarse hasta que pasara el peligro.

[c=#5DC1B9]— Me cuesta creer que vengas a hablar conmigo hermano, teniendo en cuenta lo que sucedió la última vez que visitaste mis dominios, los bosques aun tiemblan por el fuego que desataste en sus entrañas.[/c]

Siempre quiso reclamarle toda la destrucción que causo a sus amadas montañas, nunca entendió el porque actuó de esa manera tan agresiva en el pasado, más cuando ella nunca hizo nada por atacar su territorio. Siempre quiso solventar esa duda pero la presencia de su hermano era demasiado para ella. Por alguna razón siempre tuvo miedo a ese poder y por más que trato de llevarse bien con él, siempre ponía esa barrera con todos sus hermanos.

Le observo detalladamente y el color de sus escamas llamo un poco su atención, normalmente estarían tenidos de un carmín intenso pero ahora eran negras como la noche, realmente era un color hermoso pero ¿realmente su hermano solo quería hablar? Aun había ese recelo y temor de que volviera a hacerle daño pero algo que caracterizaba a Nymeria era su don de la palabra, siempre prefirió solucionar las cosas por el dialogo.

[c=#5DC1B9]— Realmente es difícil creer que solo quieras hablar pero esta bien hermano, te escucho, ¿qué es lo que deseas decirme?[/c]

Se mantuvo serpenteando en el cielo, como rodeando al invitado, atenta a cualquier movimiento amenazante que pudiera hacer, realmente deseaba escucharlo pero su instinto le decia que devía ser muy precavida.
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Era un día tan tranquilo, o al menos eso hubiera querido... Los constantes gritos provenientes del bosque la alertaron completamente, causando que abriera los ojos y observara el horizonte. Tal parece que su apacible descanso estaba siendo interrumpido. Para ella, era fácil poder interpretar el viento, sobretodo el sonido que viaja a traves de él, esos gritos no eran una simple señal de aviso, podía entender con claridad el mensaje que el viento le transmitía... Un enorme dragon había penetrado su territorio, pero ¿Quién sería? No debía ser alguien amistoso pues el sonido que llegaba a ella era caótico, lleno de pánico y peligro.

Trato de olfatear un poco y finalmente pudo detectar lo que menos imaginaba, aroma a ceniza y lava, ¡Era imposible! ¿Por qué él tenía que regresar? Las horrendas imagenes de sus amados bosques cubiertos por las llamas llegaron a su cabeza, épocas donde la guerra se apodero de todo lo que se extendía a sus ojos, ¿Cuántas vidas fueron consumidas por ese arrebato de odio y poder? ¿Por qué..? ¿Por qué Shaitan regresaba a un territorio que sabía no lo recibiría de buena manera?

Al saber del inesperado visitante, emitió un rugido similar al viento estrepitoso producido por los huracanes, era la advertencia para los elfos y demas seres vivientes de los bosques que debían alejarse, por nada del mundo debían lidiar con su problematico hermano. Detestaba la idea de tener que pelear con él nuevamente, a decir verdad, en el fondo, le temía por el poder tan devastador que manejaba pero... algo era seguro, nunca abandonaria a los suyos ni permitiría que las montañas flotantes fueran maltratadas como la última vez.

Elevo sus alas a los cielos y de un suave movimiento quedo suspendida en los cielos, revelando facilmente su ubicación, estaba preparada, sabía que su hermano no era una persona fácil de lidiar y que las palabras no serían bien recibidas con él, solo quedaba darse a la idea de una posible pelea, y estaría preparada a lo que fuese necesario con tal de proteger a los suyos.
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Los días apacibles y llenos de armonía era algo muy común en las montañas flotantes de Gaia, el tiempo se había encargado de borrar todo rastro de destrucción y caos que pudo quedar marcado en el pasado y ahora solo la vida simbolizada en la frondosa vegetación cubría esas distantes montañas, dejando que el viento las circunde y nutra con su suave soplo. Esos apacibles bosques guardan en incontables relatos que en ocasiones son narradas en susurros por los elfos que la habitan. Un lugar armonioso donde la madre naturaleza conecta sus raíces con las vidas diminutas que protege y nutre, alejados de la penumbra y el caos.

Las montañas flotantes siempre han sido así desde que se instauro un orden, y en la montaña más alta, custodiando con sigilo esos verdes dominios, habita un ser que rara vez desciende para convivir con los elfos. Prefiere la soledad y el silencio, manteniendo la distancia con aquellos que conviven en sus tierras, dejando el libre albedrio en aquellos que fácilmente pueden valerse por sí mismo. Muy raras veces se deja ver, y cuando lo hace es para practicar con sus armas o solucionar dilemas que pudieran alterar la paz de sus montañas. Pero la mayoría del tiempo solo esta ahí, recostada en las ramas un gigantesco árbol de copas frondosas, observando el horizonte, cuestionando una y otra vez el pasado que tanto teme y desea evitar revivir.

Aquel gigantesco dragón de escamas turquesas protegidas por hermosas plumas destellantes a la luz del sol o la luna, solo puede fijar la mirada a los cielos despejados. Prefiere su soledad porque reunirse con sus hermanos significaría combates o discusiones innecesarias. La última vez sus montañas casi arden en llamas por una simple diferencia de ideas, y aunque ante otros puede lucir como una bestia atroz, enigmática y ruda, en el fondo, solo añora su tranquilidad, imaginando sueños distantes e imposibles... ¿Convivir con sus hermanos? era una de esas utopías. ¿Cuánto había pasado desde que hablo con alguno de ellos? Ya había perdido la cuenta.

Mientras divagaba en sus encrucijadas, estiraba sus largas alas emplumadas dejando que el sol las llenara de calor y vida, sus plumas resplandecían como si fuera un hermoso cristal o un cálido arcoíris, era un bello reflejo, pero cada que movía sus alas, una suave corriente ventosa nacía buscando un camino en el horizonte.

Un día más de silencio y quietud... solo podía pensar en ello mientras sus parpados se cerraban, escondiendo esos ojos verdes, sin siquiera imaginarse que algo estaría muy próximo a encontrarse con ella.

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