Nunca entendió las cosas de la vida "adulta". Solo en esos momentos comprendió lo que era entregarse, sin ningún arrepentimiento, a la persona que amas.
En ningún momento sintió un cambio en el cuerpo ajeno hasta que sintió la firmeza de un torso. No obstante, sonrió meniando levemente la cabeza entre las sábanas. Si Seiya quería amarla de esta manera, correspondería con la misma intensidad a sus dulces besos.
Jamás se consideró una experta en los afectos físicos, pero intento emular lo que veía en las novelas. Sin embargo, pudo percibir la experiencia de Seiya en los ósculos robados. Ah, es cierto... En las películas debió adquirir esas vivencias. Prefiere que sea así, y no las sospechas de sus leves celos hacia... Bueno, su princesa... Dios, a veces se siente tan mal por tener sentimientos negativos; pero, no puede evitarlo cuando se trata de su estrella amada.
-Estando con ella en la cama acariciaba su mejilla con la mayor de las ternuras, su bombón, su ángel estaba con ella y el escuchar aquellas palabras borro toda duda de su mente.- Usagi.
-Limpio sus lagrimas y beso sus dulces labios, el amor que sentía por ella era algo que la sobre pasaba, sonrió con dulzura y la lleno de besos y caricias en las que ambas terminaron desnudas, Seika la amaba siendo mujer u hombre, aunque para aquel momento opto por tomar su forma varonil pues a pesar que Usagi le amaba incluso siendo mujer, Seiya quería amarla esa noche con la forma con la que se enamoro de ella la primera vez que la vio.-
-Los besos y caricias aumentaron su intensidad, Seiya le demostró su amor a Usagi de la forma mas hermosa que dos enamorados profesan su amor hacia su pareja.-
Es que la realidad de su situación era su falta de egoísmo. No podía decirles que no, y al mismo tiempo, sus manos se aferraban en el pecho contrario.
Sus cuerpos pesados por la aflicción, la amargura y el cariño atado en un vínculo que dudaba que se rompería, se dejó caer en la cama de la habitación. Su querida estrella encima de ella era su fuerte. El nuevo pilar de su vida que sentía que si se alejaba de ella, terminaría de romperse.
Ni siquiera cuando Darien se fue, fue tan doloroso como imaginar que su amada estrella se aleje y no le vuelva a ver. Soñando eternamente por una velada en la que estuvieran solo ellas. Lágrimas saladas entraban en su boca en medio de sus sollozos.
En medio del conflicto emocional, una idea disparatada por el arranque la golpeo con fuerza levantando su mirada desesperada. —...Quiero ser tuya. —Su voz entrecortada reflejó su espíritu quebrado por la agonía de las expectativas. Cansada del mundo. —... Siento que, si no es ahora, nunca podré serl
-Dudo por un momento el voltearse pero no podía hacer oídos sordos al notar tristeza en la voz de Usagi. Trago saliva y al voltearse vio los ojos de su amada húmedos, aquello hizo que le doliera el pecho, sin decir nada se apresuro a abrazarla, queriendo protegerla de lo que fuera.-
Usagi, no llores mi bombón.
-No sabia ahora que era lo correcto, pero si no la tomaba entre sus brazos para protegerla sabia que se arrepentiría toda su vida.-
El nudo de su garganta la asfixiaba lentamente provocando algunas lágrimas caer. Ya no quería sentirse tan culpable, y no quería hacer sentir menos a Seiya por nada del mundo. Sin embargo, también les debía esa aclaración a las chicas.
Respirando hondo para calmar sus nervios y ansiedad, reflexionó. —No te precipites. —Murmuró a la nada limpiando suavemente su rostro. —¿Quién dijo que no considerabas mis sentimientos? —Desde el momento en que se conocieron, su querida estrella siempre estaba tan al pendiente de sus necesidades, en todo caso, ella era la egoísta.
En un momento de valor, volteó a verle frente a frente, cara a cara con cierta determinación. —Por favor, espérame.
-Verla sonreír hacia que todo lo que habia pasado para poder regresar hubiese valido la pena, aunque luego nota como ella voltea nerviosa, notando una mirada llena de culpa. Conocía demasiado a Usagi por lo que dedujo a que se debí aquello.-
Perdóname Usagi. -Quiso abrazarla pero en ocasiones una caricia puede resultar dolorosa y no quería que su amada princesa sufriera mas.- Perdón por ser una egoísta.
-Apoyo su frente sobre la espalda de Usagi.- Te amo, por eso no voy anteponer mis sentimientos sobre tu felicidad. -Separándose de ella se limpio los ojos y sonrió tiernamente.-
(2) En un momento que separan sus bocas, aliento chocando en la barbilla ajena, hay un nudo en su garganta que le impedía profesar lo mucho que disfrutaba de su presencia, de todo esta devoción en sus besos que provocaban temblores en sus piernas.
De nuevo, el presente la apartó del cuerpo ajeno. —¿...Te ayudo a acomodar tus cosas? —Recuperó el aliento volteando su cuerpo a algunas cajas de la habitación. Hablando como si nada pasará encubriendo su torpeza y temores. No había hablado con Darien ni con las chicas, cada uno ocupado en su propio que la oportunidad de expresar sus sinceros sentimientos por alguien más se distanciaba de ella. Era una culpa que le ataba, deseaba fervientemente estar completamente con esta persona. Tenía que ser honesta con todos.
(1) ¡Ah! ¿...Vivir juntos? Algo dentro de ella destella de pura fantasía e ilusión. Poder llevar una vida relativamente normal junto con su persona favorita ha sido un sueño desde su infancia. Tener la oportunidad de revivir un deseo de su adolescencia... ¿Cómo puede ser posible tener tanta felicidad con tan poco?
Sus mejillas mostraban un natural rubor, fuera de vergüenza o enojo, lleno de esperanza por cumplirlos al lado de Seiya. Recibir ese tierno beso acaloró todo su cuerpo, estimulándola en grandes cantidades de adrenalina. Tal vez, Seiya tenía razón en algo, cuando estaba a su lado era una persona diferente, más libre de hacer travesuras.
Sin separarse demasiado de los labios ajenos, distingue la humedad de esos labios, un ósculo tan juguetón; distinto a los picotazos fugaces de cierto príncipe. Su corazón quería disponerse totalmente a este momento, pero los temores de su presente mantienen activa su mente.
Cuando vivamos juntos tendremos un cuarto especial para guardar todos esos recuerdos en fotos.
-Viendo su rostro travieso le llena de ternura.- Me cobraras con besos? Ara, eres mas traviesa de lo que pensaba. -Le roba un beso antes que le responda algo.-
Nada más le queda que suspirar. Asintiendo a su pedido. —A diferencia tuya, yo me guardo las cosas que más aprecio en la comodidad de mi cuarto. —"Donde nadie más, excepto yo, puede verlas" porque me importas demasiado. Pero, no dirá esas cosas tan directamente. —De acuerdo, aunque creo que empezaré a cobrarte por cada pose mía, eh.
