SeikichiTanizaki is using SimilarWorlds.
Join SimilarWorlds today »
誠希千. The tiger that marks his victims. Irezumi Tattoo.
About Me
The Whiteboard is a place where people can send Gestures, Attributes, Images, Comments, and much more...
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
YuiK1533361 · 26-30, F
Lo admiraba mientras él finalmente dejaba reposar su silueta en el sofá, aún sin saber que la inmovilidad de sus manos respondía a un efecto sobrenatural, y no a su frustración. Escuchó esta última fluyendo de esos labios, asumiendo una responsabilidad que le atañía a medias, intensificando su propia culpa por el simple hecho de tener ante sí a una obra de arte tan trágica como majestuosa, sintiendo cierto nivel de devoción por ese óleo de sufrimiento, debatiéndose aquello con su amor por Seikichi. Odiaba al serafín con intensidad, y consideraba que para evitar una tragedia posterior, lo mejor era no volver a verlo.

Se dirigió con pasos serenos hacia él tras dejar la bolsa con sus compras sobre el mesón quedando frente al artista, moviendo la mesa de centro hacia atrás con un pie para hacerse espacio, deslizando todo y alfombra, revelando una sutil línea entre las tablas del tatami previo a ponerse en cuclillas, llevando sus manos hasta las de él por mero afán de cariño y ansia de perdón, notando que él no movía sus dedos, ni para rechazarla ni para corresponder su acercamiento, aunque no sabía bien si iba a ser capaz de retirar sus brazos, o alejarse de ella. Sea como fuere mantuvo su postura. Las palabras se rehusaban a salir de sus labios aún, sus sentidos completos se vertieron sobre los del maestro con los ojos entrecerrados, el cabello húmedo, los labios entreabiertos y el ceño ligeramente alzado. Filtró aire hacia su sistema, meditando sus palabras antes de dejarlas ir con delicadeza.

Esto era lo que quería evitar desde que te conocí Seikichi kedo, hay cosas que no están en mi control. Podría saber el alcance o efecto de tu daño con algo de meditación... si no hablé, fue para que tú me lo dijeras.

Sin embargo lo intuía. La sangre hirviendo en el cuerpo de Katai con ese violento ahínco que ya era un sentimiento conocido, dictaba que tanto en sí misma como en el Tanizaki pululaban partículas sobrenaturales, y de forma particular en las manos del artista. Reprimió su propia imaginación desgarrando las palmas ajenas con sus dientes al cerrar sus ojos, sufriendo por su propio instinto bestial y buscó concentrarse, sintiendo cómo su propia energía volvía a la quietud lentamente, y la atmósfera previa a un encuentro bélico se serenaba y volvía a ese silencio, donde la nada encuentra su lugar.

Fue como una revelación. A medida que relajaba su semblante, y quizá después de las réplicas del tatuador a sus propias palabras, Yui pudo ver el campo electromagnético en sí misma al ras de su propia piel debido a la calma, envuelto en cientos de zonas más grandes que actuaban, a sus ojos, como el boceto de esferas dormidas en áurea proporción desplegadas por la totalidad de su efigie. Similar, aunque ligeramente descalibrado, el campo de Seikichi más amplio gozaba de la reacción activa de esos diminutos universos activos centrados en sus extremidades superiores, esbozándose con la forma de rayos sutiles que extendían sus brazos hacia esa piel, como fractales punzando y atravesándole con malicia. Prontamente adivinaría la polaridad del campo de su ser más querido, sin saber bien aún qué hacer para ayudarle. La conmoción tenía su lógica a media marcha.

Relájate, te ayudaré.
 
Send Comment