Sonrió, cerró sus ojos disfrutando de la cercanía. - Con tus capacidades sin duda alguna podras hacerlo, esperare ansiosa ese día. Me emociona la idea de una nueva aventura a tu lado. - Ese paseo sin duda permitió que la elfa de luna abandonara sus preocupaciones y se entregara al momento disfrutando enteramente de el. - Deje de tenerle miedo a las alturas hace tiempo. - Añadió, burlandose de si misma por aquel enorme salto de fe que había dado para poder salvar a Zym.

—Algún día... y un día también te llevaré más cerca de la luna de lo que has estado jamás.— La aferró un poco más firme, cerrando las alas a su alrededor. Había conocido una pequeña parte de Xadia, un viaje increíble... no mentía cuando le decía que deseaba ver todo su mundo, quizás, dibujarlo, escribir sobre eso, era un sueño que mantenía aún en su cabeza, pero que le gustaría cumplir junto a ella.

Se encogió en su lugar para que Callum pudiera abrazarla y cubrirla de los fríos vientos. Se recargó en el y miro hacia el horizonte, pensativa. — Hay todo tipo de criaturas en Xadia. Tu mismo lo viste, acercarnos probablemente los pueda provocar, no solo los humanos se están acostumbrando a este gran cambio. - Levantó su cabeza para poder besar su mentón. — Xadia es hermosa, seguramente desde las alturas debe verse llena de colores y las luces que adornan cada uno de sus bosques. Se que algún día me las mostraras.

Un halago viniendo de Rayla era de las mejores cosas que podrían pasar en su día, quizás ella ni siquiera se daba cuenta, pero sus palabras tenían un gran peso en el príncipe, le hacía sentir que en verdad era capaz de lograr cualquier cosa. —Te llevaré más lejos la próxima vez. ¿Qué hay en los límites de Xadia? ¿Es verdad que hay monstruos y bestias aterradores? Quiero verlos.— Se acercó a ella y la abrazó por la espalda, con las alas, el frío ahí arriba lograba sentirse.

Callum era duro consigo mismo, era en realidad un joven que no se detendría por nada hasta volverse todo un maestro. A los dos aún les quedaba un camino largo que recorrer pero sentía que lo estaban haciendo bastante bien. — Creo que vas de maravilla, un poco más de práctica y lograrás dominarlo. — Añadió dando un beso en su mejilla, desviando su atención hacia la vista desde aquella meseta. — Es perfecto Callum, gracias. — Añadió cruzando sus brazos.

Él no lo veía como una gran proeza, o quizás era que se exigía demasiado, pero al ver la expresión de Rayla... ella estaba contenta. Quizás eso era todo lo que debía importarle. Con una nueva motivación agitó las alas para volar un poco más rápido, directo a una meseta que estaba frente a ellos y en la que podrían aterrizar. —Al menos ya no tendremos que escalar.— Dijo mientras los pies de ambos tocaban el suelo. —Me hace falta algo de práctica, pero creo que lo estoy manejando.

Sintió el fuerte impulso para separar sus pies del suelo, instintivamente se sujeto con más fuerza y miró hacia abajo notando que efectivamente había alcanzado una altura considerable. Le impresionaba mucho la forma en la que Callum había mejorado en sus habilidades mágicas, se sentía orgullosa de él. Se mantuvo abrazada a él sintiendo el viento contra su rostro, salvaje agitaba sus cabellos mientras planeaban sobre ese bosque. Sonrió ampliamente, cerró sus ojos disfrutando la brisa. — ¡Esto es increíble Callum! — añadió con emoción.

En verdad quería impresionarla. Sonrió de costado y agitó las alas impulsándose para emprender vuelo alto, más alto... quizás no tan alto, pues pronto sus brazos comenzaron a pasarle factura, y sostener a ambos en el aire no era tan sencillo. —Estoy trabajando en esto.— Aprovechó una corriente de aire para comenzar a planear y a mantenerse en el aire con ayuda del viento, llevándola por encima de los frondosos y viejos árboles del bosque.

Rayla había aprendido a amar la aventura gracias a Callum, ese tipo de ideas ya no le parecían absurdas...en realidad deseaba seguirlas, vivirlas a su lado. Sonrió cómplice y se sujeto firme de su cuello. — ¿Que tan alto puedes llegar?, Muéstrame! —

—¿Quieres volar?— Extendió ligeramente las alas, buscando que ella se sujetara de su cuello. Aún no era del todo bueno con sus alas, no era capaz de lograr grandes distancias o alturas, pero al lado de Rayla sentía que podría lograr cualquier cosa. Si ella estaba presente, nada se sentía mal.