(…) Es demasiado peligroso, pues es muy probable que un dragón adulto resida al fondo de la cueva. — Musito de la manera más silenciosa posible, haciendo apenas perceptible, pero teniendo esperanza de que el contrario lograse escucharla.

Ya estando en una posición mucho más optima, y habiendo tan solo dos metros de diferencia entre ella y aquel ser, la mujer esbozo una suave sonrisa a manera de transmitir confianza en el, pues genuinamente sus intenciones no eran herirle, así ambos tuviesen el mismo propósito. — Quizá ahora usted sea quien se pregunte por mi presencia, pero... Vengo a conseguir algo muy valioso para mi, así que no tengo mas opción que continuar. En caso de que usted tenga un motivo parecido, ¿no le gustaría que fuéramos en conjunto? Así si el enfrentamiento con el dragón llega ocurrir, nuestra posibilidad de tener éxito es mucho mayor. —

La sensación de peligro iba en aumento a manera que Romine se acercaba. Como si su instinto de supervivencia le advirtiese que fuese con más cuidado; siendo así, Romine inmediatamente activaría un escudo mágico entorno a ella, el cual, si bien no la protegía de todo, si lo haría con ataques básicos. Una vez su seguridad estaba salvaguardada, la princesa de Unther continúo caminando hacia adelante, esta vez extendiendo ambas manos de lado a lado para quien fuera que estuviese ahí, notase que sus intenciones distaban de ser violentas.

Una vez estando a tan solo unos centímetros de distancia con aquella figura, pudo notar las particularidades del mismo, en especial sus semejanzas con las de un ave. Sorprendida por ello, esta abrió sus ojos aún más, y con suma delicadeza fue avanzando hacia este.

— ¿Un... ave? Lamento mucho si le asuste, no era mi intención. Tan solo he venido a advertirle que no continue este camino... (…)

(…) ¿Cómo podría siquiera pensarlo? Era obvio que aquella adrenalina tan típica de un sentimiento de ese estilo apareció apoderándose con velocidad del cuerpo de Guru quien, aún bajo aquella manta de plumas se encargó de tomar las armas que llevaba para hacerse cargo. Su vista estaba entrecerrada buscando que sus ojos se pudieran adaptar a la oscuridad de la cueva solo divisando por la poca luz que lograba entrar a la misma una figura ¿Humana? Podría serlo, pero no por lo mismo, este pensaría siquiera en bajar el arma que le ha permitido seguir con vida incluso después de tantas lunas.

— Por favor que no sea un caníbal o una bruja... — Susurró para si mismo mientras tomaba con firmeza la empuñadura de las dos hojas ocultas que portaba bajo el traje. No sentía una hostilidad real todavía ¿Sería acaso aquel ángel que mencionan que llega en tu momento final? No, sería demasiado bueno para ser real.

Cómo era que el mundo actuaba de esa forma, en un primer momento llegando tras un frío casi que infernal a un lugar en donde podía darse un descanso y claro, de paso calentarse aún siendo con su propio aliento. Aún con la oscuridad, con todo aquello que se interponía en las sombras con su verdadero objetivo, aquella persona de vestimentas particulares se levantó ocultando su cuerpo en aquella capa emplumada siendo solo su sombra un reflejo que podría extenderse ¿Sería el dragón? No, esas cosas provocan temblores, cataclismos, un montón de catástrofes las cuales el ser humano atribuye a la ira divina de dios pero solo siendo el resultado del capricho de una de esas criaturas que todos pensarían en una primera instancia que no es más que una simple aberración
(…)

(…) —Esto no es bueno. —Musito de forma silenciosa, mientras se daba la vuelta para así dirigirse directo a la persona que recién tomaría el camino para acceder a la cueva. Su objetivo, era advertirle a dicha persona y/o criatura que no diese un paso más adelante, o de hacerlo fuese sumamente cuidadoso, pues ya había percibido actividad en el interior de la cueva.

La idea de gritarle era completamente descartada, pues todo mundo sabía que el sentido de la audición de un dragón era sobrenaturalmente agudo, y hasta el más mínimo sonido, podría ser fácilmente notado por estas criaturas.

El retumbar de la tierra ya había puesto lo suficientemente nerviosa a la princesa, sin embargo, paso algunos segundos completamente quieta para recobrar la calma, y así poder continuar con su objetivo. Yendo ahora aún más sigilosa que antes, comenzó a deslizarse cuidadosamente entre los escombros de la cuenta, tratando así de evitar chocar con algo en el camino.

Su percepción estaba al límite, y con ello hizo que pudiera notar un pequeño ruido detrás suyo; actuando en reacción a esto, la joven volteo de forma inmediata y sigilosa, tratando de divisar desde la lejanía de que podría tratarse. Entrecerrando sus ojos para notarlo de una forma mejor, finalmente consiguió ver a un aparente ser entrando de igual manera hacia la cueva. (…)

[..]
Mientras alzaba aquella máscara con el solo fin de soltar su aliento sobre sus congeladas manos las cuales, luego frotó entre sí para mantener el calor de las mismas.

[...]
— Uff... Puff. — Jadeos audibles, levemente perceptibles por el eco que se generaba en aquella cueva. Solo se detuvo para quitar toda esa nieve que lo mantenía en una tonalidad blanca y claro, recuperar el color que era más notable de su traje. Su visión aún borrosa por el frío y los primeros indicios de hipotermia causaron que el propio cuervo tuviera que dar una parada al sentarse junto a una de las tantas pequeñas estructuras naturales de roca de aquella cueva en el intento de recuperar el aire ¿Acaso un ser con tal fama no debería ser inmune a todos los climas? Claro, quizá de forma mitológica, pero, él seguía siendo un humano a fin de cuentas, uno "particular" al retratarse a sí mismo y al hablar por el traje, no por quién estaba dentro del mismo.

❝ Necesito esos materiales. Podré continuar con mi investigación en caso de conseguirlos, los eruditos mencionaron que esa lagartija dormía en esta época, solo espero que sea así. ❞ pensó mientras alzaba aquella máscara para s

Paso tras paso, un avance indefinido hasta llegar a las proximidades de una cueva estando teñido de blanco por aquella nieve que cubría a aquel ser de aparente oscuridad o al menos, lo oscuro de aquellas prendas que portaba.

Plumas salían volando por las corrientes de aire que entraban a la cueva con violencia dando un indicio de que ya había llegado, de que él estaba presente, que aquél hombre mal confundido con una criatura de la noche había conseguido adentrarse en los territorios de una de las criaturas más temibles de todos los reinos [...]

(…) — Esto es fantástico... Primero atravieso el mas infernal invierno, después derroto un grupo de goblins, y ahora esto... Es una pena que el pergamino no describa con exactitud el elemento o material del dragón, eso facilitaría mucho las cosas. — Musito, de forma casi imperceptible para no alertar a nadie de su llegada, sin embargo, en cuestión de un pestañeo, un resonante sonido se manifestó al fondo de la cueva, asemejando el de una pisada por una criatura lo suficientemente grande como para hacer retumbar toda la zona.