(…) A decir verdad, antes de aquella noche, Romine únicamente había participado en los bailes de salón del palacio, pero nunca se tornaban tan activos y divertidos como este, pues las formalidades siempre anteponían el libertinaje. Siendo así, la princesa se limitaría a disfrutar al máximo esa noche, pues si había algo que había aprendido durante esos últimos meses fuera del palacio, era el disfrutar cada día de su vida como si se tratara del último.
— No soy buena en este tipo de bailes. Si usted me guía un poco, estaré eternamente agradecida. — Afirmo de forma amigable, pues genuinamente consideraba que tenía la capacidad de encontrar nuevas amistades fuera de los muros de Unther, los cuales esperaba se convirtieran en sus aliados con el pasar de los años.