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La búsqueda de los tomos mágicos, mencionados en los pergaminos de su madre, se habían convertido en una verdadera pesadilla para la princesa. Si bien, era más que evidente que el contenido de los mismos traería una cantidad inmensa de información mágica, el riesgo para conseguirlos era cada vez más y más alto. Aun así, no había marcha atrás, Romine había decidido tomar el camino, y cuando ella se proponía en algo, era imposible hacerla cambiar de opinión.
 
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RAV1583230 · F
(...) — Agradezco sus atenciones, de momento únicamente estoy en busca de algún sitio en donde se encuentren diversos artículos mágicos; no se si conozca un lugar con dichas características. — Mostro una gentil sonrisa, y de paso tomo su bolsillo para así sacar lo que parecía ser un pergamino. Una vez en sus manos, volvió a cerrar el bolso, y extendió el pergamino de lado a lado, para así mostrárselo al joven. — Busco un tomo parecido a este, con esta clase de runas en su portada, ¿has visto algo así por aquí? — Pregunto de manera calmada, mientras astutamente cubría con un doblez el nombre del tomo, no por un tema de malicia, o desconfianza, pero prefería reservarse las explicaciones del porque una princesa estaría buscando libros con ese calibre de nivel de magia.
RAV1583230 · F
Por supuesto que aquel hombre notaria las intenciones de la joven, y esto se confirmó al momento en que la misma decidió posarse en frente suyo, e inmediatamente lanzo su primera pregunta, con una señal directa a su persona, algo que si bien, podría considerarse de mal gusto dentro de los protocolos de la realeza, opto por no darle demasiada importancia. —Así es, caballero. Es mi primera vez en este sitio. Puedo imaginar que para usted no es el caso. Un placer conocerle, mi nombre es Romine, princesa de Unther, reino ubicado en el sur. — Afirmo con gran seguridad, mientras daba una leve reverencia a manera de respeto.

Sin embargo, al escuchar su siguiente comentario, mostro un ligero enrojecimiento en sus mejillas, pues sentía cierta vergüenza el ser tan evidente como “turista”. Aun así, el hombre desconocido se mostraba bastante accesible, y eso alivio un poco su nerviosismo. (…)
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Parece incluso que estás desorientada, ¿si sabes dónde estás verdad? ¿O necesitas ayuda para encontrar algún lugar? En eso soy bueno. “La mayoría del tiempo.” Sin embargo, creyó que añadirlo no era necesario, ¿qué clase de imagen le daría si dudaba demasiado de sí mismo? — Sé dónde puedes probar buena comida y encontrar un buen lugar para descansar. La ciudad es bastante grande, seguro que con algo de suerte puedes encontrar lo que buscas.
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Al menos, hasta que por el rabillo del ojo notó que una particular mujer se acercaba a su dirección. Prefirió no darle importancia, y continuó leyendo en silencio, al menos hasta que perdió contra su propia curiosidad. De un solo golpe sencillo cerró el libro y decidió que lo mejor era acercarse. ¿Qué podía pasar si solo era una equivocación? Quedar como un tonto, algo que realmente no le importaba pues era, casi, su pan de cada día.

Tú, es la primera vez que visitas este lugar ¿cierto? —Inquirió a su encuentro y descaradamente le señaló con el índice derecho; parecía sonar tan serio, pero se aguantaba las ganas de reírse. Siempre era curioso encontrarse con alguien nuevo, ya fuese una persona o una especie fuera de lo habitual.
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Tethyr era un lugar casi de ensueño y que le traía siempre recuerdos gratos, después de todo, ese era uno de los lugares que su madre más solía frecuentar durante sus viajes para aprender hechicería, buscar algún libro de pociones o alguna reliquia perdida que estuviese influenciada por la magia. Y, sin duda, los mismos objetivos que aquella mujer tenía habían sido heredados a Elam.

Bien, si mal no recuerdo debe estar por aquí. —Murmuró al mismo tiempo que de su bolso de viaje sacó un libro que se encontraba dañado por el paso del tiempo: Hojas manchadas y roídas, algunas casi imposibles de leer por el paso del tiempo, otras por los manchones de tinta negra y, ni hablar de aquellas que terminaban teniendo más vino que tinta en sus páginas.

Elam se rió, no podía creer lo descuidada que era su madre con su bitácora de viajes. Negó un par de veces y siguió rebuscando entre las páginas leyendo entre líneas la información.
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El mundo está lleno de secretos, Elam; la magia puede encontrarse en cualquier lugar o en cualquier persona, no importa si es algo excéntrico o es algo ordinario. Cualquier lugar puede brindarte el conocimiento que necesitas, solo tienes que ver más allá de lo que otros no ven. ¿Sabías eso? Es algo que tu padre solía decir, pero bueno, si alguna vez visitas Tethyr, tienes que aprovechar todo lo que puedas. Ahí siempre hay cosas curiosas que mirar, siempre me gustó ese lugar.

Las palabras de Frigis llegaron a su memoria mientras que seguía contemplando el cielo de la ciudad. El viaje hasta aquel reino había sido largo, cansado y lo que más deseaba era un buen descanso. Tenía tanto tiempo sin poner un pie allí, que sentía que todo había cambiado en tan poco tiempo; al menos para él así era, ya no era el mismo chiquillo animado que corría de un lado a otro de las calles observando todo a su alrededor y señalando a cada persona que le parecía más extraña que la anterior.
RAV1583230 · F
Es claro que se refiere a este sitio, pero... ¿Cómo podría empezar a buscar?... Quizá algún local pueda ayudarme. — Expreso para si misma, mientras dirigía la mirada hacia todas direcciones, en busca de alguien que pareciera lo suficientemente confiable, y abierto para apoyarle en su camino.


El tiempo pasaba, y no parecía que alguien estuviese libre, o dispuesto a ayudar, sin embargo, después de unos minutos, finalmente encontró a un joven hombre descansando a orillas del sitio; aliviada por ello, comenzó a acercarse poco a poco, esperando que este no fuera a moverse.
RAV1583230 · F
Tomando esto en cuenta, fue que Romine había conseguido llegar a su siguiente destino, el reino de Tethyr, un lugar localizado al este del mapa, donde solía predominar su avance tecnológico, y su novedosa arquitectura, la cual era expuesta desde la entrada del mismo.


Asombrada por la particularidad del sitio, la joven princesa, continúo caminando hacia adelante, percatándose así de la gran variedad de razas en el interior del reino. Seres altos, seres bajos, seres con pelo, seres sin ni uno solo, e incluso algunos que navegaban por los cielos. — Este lugar es... ¡Increible! Aunque... Ninguno de los pergaminos menciona alguna pista sobre donde podría estar el tomo. Solo dice... “El tomo del entendimiento, se encuentra en el gran reino del este. Donde las edificaciones resplandecen tanto como su libertad.” (…)

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