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R1581860 · M
—Todos lastimamos a otros, hija mía. Es una verdad inevitable de esta vida.

Palabras que quizá la joven no esperaría oír de labios de un sacerdote; pero es que el pragmatismo de Richard se asomaba incluso cuando debía oficiar las prácticas de la Iglesia. No obstante, sonaba desprovisto de ironía; tenía la voz de un maestro de escuela sumamente paciente que intentase transmitir sus ideas a una pupila.

—La confesión sirve para descargar el corazón y buscar la paz mental. —Siguió, aunque no creía del todo en lo que decía; pero se guardó de hacer comentario alguno al respecto. —Háblame de lo que te aqueja; estás a salvo aquí.
 
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