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It's au revoir to your insanity. You sold your soul to feed your vanity, your fantasies & lies~ [8]
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SW-User
Este, Rey Darthio, es el libro de vida que Hadir ha escrito para usted; yo se lo entregaría como muestra de gratitud por permitirme esta audiencia, sin embargo… —Una larga pausa le acompañó cuando movió su mano, porque el rey no perdía el tiempo en tratar de tomarlo— Debe saber que todo lo aquí escrito lo cumplirá al pie de la letra; de no hacerlo, morirá y se convertirá en una de las famosas antorchas humanas en el templo de Hadir, en Ghaaliya; su reino quedará en el abandono, perderán el control y… Yo perderé un fuerte aliado. ¿Qué le parece si ayudo a cambiar su futuro y usted me ayuda a obtener lo que deseo?

— ¿Y qué es lo que esperas obtener de mi expresamente? Ya he prometido al heredero Muhktar mi apoyo.

Precisamente, sobre eso deseo hablarle. Quebrante ese pacto con Muhktar y sírvame a mí; él no intentará destruir este reino. No, por supuesto que no; porque Hadir no se lo ha solicitado en su libro de vida y, en caso de que la Diosa ardiera en cólera por ello, sería yo quien salvaría de tan caótico fin a su reino. ¿Qué vale más para usted, rey? ¿La tranquilidad de su reino o su propia vida? Una alianza conmigo, le garantizará una larga y próspera vida.

La sala se vio envuelta por el silencio que ninguno de los dos se atrevió a quebrantar. Aunque la mirada de Khalil pareció dirigirse hacia la puerta por la que había ingresado tiempo atrás. Después trató de ubicar la posición del sol mediante algunos de los ventanales que estaban allí: El momento había llegado. Aquella dama de blanco a la que podía convertir en su aliada, si todo salía, cómo estaba planeado y escrito en su destino, su viaje hasta aquellas lejanas tierras le rendiría los frutos de todo el esfuerzo impuesto. Entonces le entregó el libro al rey, para dejárselo leer a sabiendas de las consecuencias que su lectura implicaba. Él quería disfrutar de una mejor vista de aquella obra en la que solamente esperaba tomar el puesto de espectador, solamente de serle necesario entraría en escena como el aliado que salvaría la situación. Aunque estaba seguro que, de aquella mujer, incluso él llegaría a necesitar protección.

Fue entonces que se quedó quieto, a varios pasos del trono donde podía verla ingresar en la sala con aquellos dos “gigantes” a los cuales tuvo que mirar al levantar solo un poco la mirada… Porque estaba observando lo que se podía ver más allá de los hombros de los recién llegados: Más guardias que la escoltaban y aguardaban por ella en el pasillo principal. Todo iba de acuerdo a las escrituras de Hadir. Quién diría que la Diosa a la que tanto odiaba le serviría tanto en su lucha. Mostró una risilla sosa, que silenció y ocultó al llevarse el índice derecho, ligeramente flexionado, sobre los labios para mostrarse más dubitativo que gracioso.

La mujer blanca de su presente, no era más que una forma bastante escueta de hablar sobre aquella que estaba infundada en blancas pieles, cuyo rostro permanecía oculto por razones que Khalil intentó averiguar: Posiblemente era demasiado hermosa, posiblemente era demasiado horrorosa, posiblemente la guerra había desfigurado su rostro, posiblemente era una tradición de las tierras que estaban más allá de Dryahall, incluso de aquella que había escuchado, alguna vez, fuese llamada Yadbelú, misma de la que provenía su madre. Pero, entonces, algo en su postura desafiante cambió para convertirse en total serenidad y disposición de escuchar: Si el rey de aquella nación no la aceptaba, él lo haría. Porque los aliados de sus aliados, serían sus aliados; pero los enemigos de sus aliados, serían aún más interesantes, porque debían tener la fuerza para desafiar reinos inmensos como lo era aquel.

— Habla, mujer, cuéntame de esa nueva era de la que estás hablando. ¿Qué te ha permitido tener la osadía de viajar con estos seres hasta mis aposentos? —Inquirió el rey mientras que le incitaba a continuar con un ademán de manos, mismo que le permitió señalar, sin tanta discreción, tanto a Yitien como el otro Ulthorr que le acompañaba—. Y, por si fuera poco, has llegado a interrumpir una importante reunión de negocios. —Fue entonces que, con la misma maño que señaló a los recién llegados, se dirigió hacia Khalil quien se mostró desinteresado al formar parte de una excusa estúpida que podía llevarlos a un conflicto que, sinceramente, quería evitar y no se encontraba dentro de sus planes.


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