It's au revoir to your insanity. You sold your soul to feed your vanity, your fantasies & lies~ [8]
About Me About Me NotesAbout Me
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﹥Nombre: Odessa.
﹥Raza: Aldhar de estirpe noble, conocidos como los Aldhar del origen o decreto divino.
﹥Edad: Desconocida.
﹥Lugar de origen: Nashdag.
﹥Familia:
Padre – Rey Arthrios. (Muerto)
Madre – Reina consorte Avaldra. (Muerta)
Hermana: Princesa Casthia. (Muerta)
Hermano: Príncipe Aenor (Muerto)
Hijo: Príncipe y heredero legítimo al trono, Khaled
Hijo: Ívar
Hija: Sólvєig
Hija adoptiva/Creación: Irya.
﹥Posición: Heredera legítima al trono. / Soberana de Nashdag.
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[med] Oʀɪɢᴇɴ [/med]
Una nueva generación de Aldhar daba inicio con el nacimiento de la primera hija del Rey Arthrios y la Reina Avaldra, esa hija llevaría por nombre Odessa.
Siendo la primera hija en nacer, gozaba de mayores privilegios, no sólo por ser la mayor, sino que, en ella reposaba el poder de los “Dioses” Un poder que trascendía de generación en generación por línea de sangre.
El decreto de los Dioses era claro y se cumplía desde el origen de Nashdag, el primer hijo habría de ser bendecido con éste poder, sólo el primero.
Desde su nacimiento fue protegida con recelo, los enemigos del Reino buscarían la forma de hacerse con la heredera de tal poder a fin de regir Nashdag y más allá de la luz que lo cobijaba.
El nacimiento de Odessa había sido esperado con gran anhelo; aquel día los cielos se abrieron despejando las nubes y cada habitante del Reino esperó a las afueras del palacio real, todo Nashdag celebraría tal suceso donde los Dioses descenderían en forma de luz, una intensa y divina que se esparciría por todo el territorio, acumulándose especialmente en la torre más alta del palacio, aquella donde se resguardaban las joyas sagradas del origen; se contaba que cada piedra preciosa había sido creada por las lágrimas de júbilo de los Dioses, así como aquellas que representaban el amor y sacrificio por sus hijos predilectos, los Aldhar.
De esa acumulación nacería una joya única e irrepetible, una joya concedida a cada Aldhar legitimo en su nacimiento, la de Odessa habría sido creada a partir del beso y lágrimas de la Diosa del sacrificio, bendiciéndola en su camino a seguir.
* Más tarde aquella joya jugaría un papel importante en la vida de Odessa, un antes y un después significativo, además de cargar consigo una promesa de por vida.
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[med]Nᴀꜱʜᴅᴀɢ[/med]
Se dice que el mundo comenzó por capricho de los dioses que al descender del cielo crearon distintas razas que convergerían entre sí, que deberían aprender a convivir, amarse u odiarse.
Los primeros en ser creados fueron los Elfos y las Ninfas, naciendo entre ellos un equilibrio natural. Posteriormente llegaron los Gigantes, licántropos, orcos y muchas más especies que fueron desglosándose y asentándose en el mundo, erigiendo sus propios territorios, luchando entre sí por ello; al final llegaron los humanos, una raza débil a comparación con las otras, pero hábiles aprendieron a sobrevivir como guerreros.
Largos años pasaron entre guerras, alianzas y un mundo saliéndose de control por la ambición de las especies, unas más crueles que otras, incluso desafiando a los Dioses.
Entonces… Los Dioses fueron más allá, dando vida a los Aldhar, seres de luz creados a imagen y semejanza de ellos mismos. Nacidos bajo el cobijo de las estrellas fueron provistos de una sabiduría superior y un poder único entre cualquier otro, uno que sembraría el miedo en las demás razas, a fin de implantarles la prudencia y con ello… Obediencia.
Fueron colocados como dignos representantes de los Dioses sobre la tierra, los más cercanos al cielo, hacedores de milagros y el Reinado más grande e imponente de toda la extensión: Nashdag. Gozando de un territorio vasto, por no decir inmenso sobre la Tierra.
Sus palacios y torres fueron erigidos a placer y poder divino. Y sus bosques y campos creados a partir del tacto de la Diosa de la vida y abundancia.
Cuando los Aldhar dieron sus primeros pasos sobre la tierra, el equilibrio volvió de forma inmediata, y aquellos que aún negaban el decreto de los Dioses, fueron despojados de todas sus pertenencias, territorios y familias, siendo exiliados a un plano del cual nunca podrían salir y que significaría perder la vida eventualmente.
Nashdag se distingue por ser un Reino impoluto, desde su construcción ostentosa hasta su diseño pulcro, de blancas torres y blancos palacios que bajo la luz del sol se cubren de gloria y divinidad. Mientras que por las noches bajo el manto platinado de la luna se muestran envueltas de un aura mística y celestial.
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[med]Aʟᴅʜᴀʀ[/med]
Los Aldhar se distinguen no sólo por su apariencia cuasi divina y sus largas hebras entre albugíneas y platinadas, o sus ojos teñidos de un rojizo intenso y vibrante. Si no, por su elegancia y porte, siendo una raza denominada como superior e inalcanzable para aquellos que no gozaban del favor de los Dioses.
Dotados de sabiduría y mesura en cada una de sus acciones, fueron los encargados de regir las tierras, de nutrirlas y hacerlas florecer. Frenar y eliminar las amenazas al equilibrio deseado entre cada raza, así como servir fielmente a sus creadores.
Y aunque aceptan a las demás razas, no las consideran sus iguales.
Benevolentes y calmos, diplomáticos y de gustos excesivamente refinados. Orientados al arte y el amor a la naturaleza.
Aunque también pueden ser firmes y herméticos al verse frente a un peligro que atente contra su deber divino.
Su deber se enfocó a la unificación de las razas, ofreciéndoles a cambio el cobijo y gracia de los Dioses, la abundancia en sus territorios y el fin a sus calamidades. En algunos casos un contado número de especies fue acogido en los lindes del Reino de Nashdag, en sus valles, campos y bosques, formándose comunidades mixtas en completa armonía que poco a poco fueron creciendo, estableciendo un sistema político y militar, formándose la guardia real y eventualmente un ejercito que creció con rapidez, formado no sólo por Aldhar, sino por distintas razas unidas a la protección del Reino, destacándose los Elfos en sus filas.
Incluso entre los Aldhar existían rangos, siendo los Aldhar del origen, los Aldhar del consejo, los Aldhar del pueblo e incluso, los Aldhar mestizos, aquellos que negaron su linaje para converger con otras razas, a estos últimos se les era ofrecido el trabajo de campo u otra clase de oficios que comúnmente realizarían otras razas, siéndoles negada la vida ostentosa a la que solían pertenecer. Sus hijos no serían celebrados ni tendrían derecho a ser reconocidos como Aldhar.
Con el pasar del tiempo se verían frente a las conspiraciones y hasta guerras.
{ Info incompleta, aún en proceso. }
﹥Nombre: Odessa.
﹥Raza: Aldhar de estirpe noble, conocidos como los Aldhar del origen o decreto divino.
﹥Edad: Desconocida.
﹥Lugar de origen: Nashdag.
﹥Familia:
Padre – Rey Arthrios. (Muerto)
Madre – Reina consorte Avaldra. (Muerta)
Hermana: Princesa Casthia. (Muerta)
Hermano: Príncipe Aenor (Muerto)
Hijo: Príncipe y heredero legítimo al trono, Khaled
Hijo: Ívar
Hija: Sólvєig
Hija adoptiva/Creación: Irya.
﹥Posición: Heredera legítima al trono. / Soberana de Nashdag.
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[med] Oʀɪɢᴇɴ [/med]
Una nueva generación de Aldhar daba inicio con el nacimiento de la primera hija del Rey Arthrios y la Reina Avaldra, esa hija llevaría por nombre Odessa.
Siendo la primera hija en nacer, gozaba de mayores privilegios, no sólo por ser la mayor, sino que, en ella reposaba el poder de los “Dioses” Un poder que trascendía de generación en generación por línea de sangre.
“Sólo el primer hijo que otorgues al Reino habrá de ser bendecido por el tacto de los Dioses. Cuando ese hijo de el primer respiro de vida habrá sido por el amor de los Dioses a su perfecta creación; y a partir de ese momento, el fruto de tu carne y sangre se ha de convertir en el nuevo contenedor del inmenso poder que se te ha confiado, a partir de ese momento nos pertenece.”
El decreto de los Dioses era claro y se cumplía desde el origen de Nashdag, el primer hijo habría de ser bendecido con éste poder, sólo el primero.
Desde su nacimiento fue protegida con recelo, los enemigos del Reino buscarían la forma de hacerse con la heredera de tal poder a fin de regir Nashdag y más allá de la luz que lo cobijaba.
El nacimiento de Odessa había sido esperado con gran anhelo; aquel día los cielos se abrieron despejando las nubes y cada habitante del Reino esperó a las afueras del palacio real, todo Nashdag celebraría tal suceso donde los Dioses descenderían en forma de luz, una intensa y divina que se esparciría por todo el territorio, acumulándose especialmente en la torre más alta del palacio, aquella donde se resguardaban las joyas sagradas del origen; se contaba que cada piedra preciosa había sido creada por las lágrimas de júbilo de los Dioses, así como aquellas que representaban el amor y sacrificio por sus hijos predilectos, los Aldhar.
De esa acumulación nacería una joya única e irrepetible, una joya concedida a cada Aldhar legitimo en su nacimiento, la de Odessa habría sido creada a partir del beso y lágrimas de la Diosa del sacrificio, bendiciéndola en su camino a seguir.
* Más tarde aquella joya jugaría un papel importante en la vida de Odessa, un antes y un después significativo, además de cargar consigo una promesa de por vida.
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[med]Nᴀꜱʜᴅᴀɢ[/med]
Se dice que el mundo comenzó por capricho de los dioses que al descender del cielo crearon distintas razas que convergerían entre sí, que deberían aprender a convivir, amarse u odiarse.
Los primeros en ser creados fueron los Elfos y las Ninfas, naciendo entre ellos un equilibrio natural. Posteriormente llegaron los Gigantes, licántropos, orcos y muchas más especies que fueron desglosándose y asentándose en el mundo, erigiendo sus propios territorios, luchando entre sí por ello; al final llegaron los humanos, una raza débil a comparación con las otras, pero hábiles aprendieron a sobrevivir como guerreros.
Largos años pasaron entre guerras, alianzas y un mundo saliéndose de control por la ambición de las especies, unas más crueles que otras, incluso desafiando a los Dioses.
Entonces… Los Dioses fueron más allá, dando vida a los Aldhar, seres de luz creados a imagen y semejanza de ellos mismos. Nacidos bajo el cobijo de las estrellas fueron provistos de una sabiduría superior y un poder único entre cualquier otro, uno que sembraría el miedo en las demás razas, a fin de implantarles la prudencia y con ello… Obediencia.
Fueron colocados como dignos representantes de los Dioses sobre la tierra, los más cercanos al cielo, hacedores de milagros y el Reinado más grande e imponente de toda la extensión: Nashdag. Gozando de un territorio vasto, por no decir inmenso sobre la Tierra.
Sus palacios y torres fueron erigidos a placer y poder divino. Y sus bosques y campos creados a partir del tacto de la Diosa de la vida y abundancia.
Cuando los Aldhar dieron sus primeros pasos sobre la tierra, el equilibrio volvió de forma inmediata, y aquellos que aún negaban el decreto de los Dioses, fueron despojados de todas sus pertenencias, territorios y familias, siendo exiliados a un plano del cual nunca podrían salir y que significaría perder la vida eventualmente.
Nashdag se distingue por ser un Reino impoluto, desde su construcción ostentosa hasta su diseño pulcro, de blancas torres y blancos palacios que bajo la luz del sol se cubren de gloria y divinidad. Mientras que por las noches bajo el manto platinado de la luna se muestran envueltas de un aura mística y celestial.
━━━━━⊰❖⊱━━━━━
[med]Aʟᴅʜᴀʀ[/med]
Los Aldhar se distinguen no sólo por su apariencia cuasi divina y sus largas hebras entre albugíneas y platinadas, o sus ojos teñidos de un rojizo intenso y vibrante. Si no, por su elegancia y porte, siendo una raza denominada como superior e inalcanzable para aquellos que no gozaban del favor de los Dioses.
Dotados de sabiduría y mesura en cada una de sus acciones, fueron los encargados de regir las tierras, de nutrirlas y hacerlas florecer. Frenar y eliminar las amenazas al equilibrio deseado entre cada raza, así como servir fielmente a sus creadores.
Y aunque aceptan a las demás razas, no las consideran sus iguales.
Benevolentes y calmos, diplomáticos y de gustos excesivamente refinados. Orientados al arte y el amor a la naturaleza.
Aunque también pueden ser firmes y herméticos al verse frente a un peligro que atente contra su deber divino.
Su deber se enfocó a la unificación de las razas, ofreciéndoles a cambio el cobijo y gracia de los Dioses, la abundancia en sus territorios y el fin a sus calamidades. En algunos casos un contado número de especies fue acogido en los lindes del Reino de Nashdag, en sus valles, campos y bosques, formándose comunidades mixtas en completa armonía que poco a poco fueron creciendo, estableciendo un sistema político y militar, formándose la guardia real y eventualmente un ejercito que creció con rapidez, formado no sólo por Aldhar, sino por distintas razas unidas a la protección del Reino, destacándose los Elfos en sus filas.
Incluso entre los Aldhar existían rangos, siendo los Aldhar del origen, los Aldhar del consejo, los Aldhar del pueblo e incluso, los Aldhar mestizos, aquellos que negaron su linaje para converger con otras razas, a estos últimos se les era ofrecido el trabajo de campo u otra clase de oficios que comúnmente realizarían otras razas, siéndoles negada la vida ostentosa a la que solían pertenecer. Sus hijos no serían celebrados ni tendrían derecho a ser reconocidos como Aldhar.
Con el pasar del tiempo se verían frente a las conspiraciones y hasta guerras.
{ Info incompleta, aún en proceso. }