Lanús. Así se llamaba su pequeño gato, no tenía mucho con él, pero lo trataba con tanto cariño, que hasta parecía su hermano. Se había subido a su cabello, el garo adoraba jugar con ella. Al escuchar la voz de Piscis su reacción fue de sorpresa, Lanús volteó en la misma dirección, la albina unió su risa y emoción con la contraria.
— ¡Oh! ¿Lo olvide? ¡Lo siento tanto! Lanús, mira quien está aquí, la chica de la que te hable ayude a desempacar. —

— Oye, Neth, dejaste el otro día esto en mi habitación... —Llevaba un pantalón corto en las manos, entró sin tocar a su dormitorio, encontrándose con la tierna escena fente a ella. No pudo evitar reír y soltar unos pequeños grititos de alegría al verla, completamente enternecida— DIOS MÍO, ES LO MÁS BELLO QUE HE VISTO.