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Luego de su movimiento certero, con parsimonia elegante el regente se levantó y contempló desde lejos el calvario ajeno que le regocijaba plenamente y más, el hecho de que su vitae tapice el suelo generando un efecto extraño en el borde de los baldosines por donde se filtra y pasa por un intrincado sistema de tuberías, que la conduce a un repositorio oculto en el subsuelo donde se almacena y se conserva fresca con fines desconocidos.

- Aduéñate de ese dolor que sientes; sensación tan íntima y propia que debes amar por la eternidad y hacerla tu amante, tu perra y fetiche. – Pronunció mientras se acercaba, paso a paso, notándose como los escombros en su camino simplemente se apartaban producto de manos espectrales que las movían sin importar su tamaño. – De esta forma en batalla serás imparable.

El cuerpo de Milu estaba empalado y suspendido en el aire a unos cuentos centímetros del suelo mientras la hoja de su espada negra que sobresale a un costado de su abdomen que gracias a su sangre expuso el damasco sobrenatural que dibujan rosas rojas a lo largo de la misma.

- Ahora estás ungido con mi poder, mi veneno siempre correrá por tu ser, recuérdalo, inofensivo se mantendrá, pero dado el caso… - Al estar cerca, con el índice de la diestra toca la punta del arma y la siniestra se levanta para tensar sus dedos y así tomar control de las partículas en el torrente sanguíneo del hombre. - …con solo pensarlo, podré destruirte si me traicionas. – El dedo empujó la espada y esta se desenterró del cuerpo ajeno bruscamente y buscó por sí misma la vaina para regresar a su sueño, pero con el poder de la siniestra mantuvo a su alumno flotando en el aire. – En la planta superior puedes tomar alguna de las quince habitaciones disponibles, será tuya para cuando necesites pasar la noche en mis aposentos. - Interrumpió el control y lo dejó caer por fin. – Mis súbditos curarán tus heridas, estás en las mejores manos.

Giró y caminó hacia el gran portón de entrada al otro extremo de la catedral, asuntos importantes clamaban su nombre y debía marchar con urgencia.

- La próxima vez, nada de naves o artefactos en el interior de la estructura, para llegar, sentirás la cercanía de algún portal que pueda traerte aquí cuando gustes.
 
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