Había comenzado a sentirse bastante mal, mareado y asqueado, además de un poco de fiebre. Pensó que quizá sería un resfriado o intoxicación por alguna comida, buscando entre las cosas de su cachorro para sacar ropa y sábanas que guardaban su aroma, colocándolas sobre la cama y acurrucándose entre estas, formando un pequeño nido para su comodidad.
Al verlo entrar, sus pupilas se dilataron de inmediato, demostrando cuanto le gustaba verlo y lo feliz de que estuviera ahí. Al sentir la caricia, se acercó de inmediato, apegándose más a él y ronroneando por lo bajo mientras sus orejas y cola esponjosa hacían presencia en su ser.
—Meow~—
Seguía maullando, clamando por atención, terminando por abrazarlo de la cintura y recostarse sobre su regazo como él hizo días atrás, inhalando su aroma, sintiéndose más tranquilo.
