No le dio el tiempo de réplica en cuanto la escucha salir. El sentido de culpa la carcome, la lastima por dentro, pero no puede mostrarse débil ante ella. Cierra sus ojos para intentar calmar la ansiedad que le provoca, y sabía que no era culpa de Teresa sino de sí misma, pero ¿Qué podía hacer para evitarlo? Por más que intentaba, no parece tener mejoría.
—... Descuida, no volverás a saber de ellos —musitó para sí, con el hombro izquierdo apoyarse en la pared a medida que su vista daba directo hacia la ventana. Era el momento perfecto para reflexionar.
Por más que recibía esas frases todo el tiempo aún se le podía romper más el corazón. Lo entendía bien, Mav solo quería su cuerpo cuando estaba aburrida, lo demás que venía con ella no le importaba en lo mínimo.
— Negocios... Ah. Claro, se me olvida que solo somos compañeras de trabajo.
Se mordió el labio inferior con fuerza, era un nudo de emociones completo lo que tenía atorado en la garganta, pero eran profesionales... ¿no?
— Entonces no quiero saber de tus celos pasivos cuando me ves con alguien más, con permiso. — entonces sí, se largó.
Sus ojos iban de un lado hacia otro. Sus gestos eran tan expresivos que bien evidencian culpa, pero al darle la espalda, aquello era imposible de ver para su acompañante. El tono de su voz era perfectamente fingido a la frialdad habitual.
—No juego contigo, pero yo te lo dije alguna vez, Teresa —ladeó un poco el rostro en dirección a su derecha, más no fue suficiente para querer observarla—, esto es sólo hacer negocios. No puedo darte lo que no tengo.
Tragó saliva y no de nerviosismo, pues era un acto que intentaba ejercer como si fuera a tragarse su orgullo; una píldors difícil de tragar, siendo el caso. Quería verla, pero sus ojos estaban negándose a ello. Su cuerpo terminó dándole la espalda en el acto a medida que sus brazos se cruzan bajo el busto.
—Está bien —ahí estaba una vez más. Frívola, a veces carente de tacto, pero era algo que no podía controlar pese a expresar todo lo contrario.
La vio alejarse, más bien sintió su ausencia. Su piel le exigía más contacto, le rogaba por más de Mav, pero se alejó como cada vez que hablaban de sentimientos.
— Sí, enfocarnos... — bufó, en un resoplido lleno de inmadurez, quizás. —Saldré, de repente no me siento bien.
El silencio fue lo que reinaba en ese entonces, producto del roce de sus labios y el gesto de Maverick siendo suavizado a causa de la cercanía de Teresa. Estuvo a punto de acortar la distancia, fue una cosa nimia, pero decidió alejarse en el acto con un suspiro profundo que intenta calmar esa ansiedad.
—Debemos... —contempla hacia otro horizonte—... Debemos enfocarnos, Teresa.
— Pero... — su cercanía era capaz de volverla loca, no sabía cómo reaccionar ante esas palabras y la suavidad con la que llegaba a ella. Entonces en un efímero roce de labios a causa de ella misma, intentó calmarse.
—Ya hemos hablado de esto—la mano —derecha— que se apoyaba en ella finalmente asciende hacia su rostro, tomando la mejilla entre la palma de su mano con cuidado. La delicadeza con la que trataba a Teresa era sin igual, siendo que con ella despertaba ese lado tan desconocido en Maverick —.
—Es lo mejor, para ambas —el tono de su voz se suavizó en un susurro.
