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Cuando algo le inquieta son los conejos quien siempre liberan sus malos sentimientos.
 
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—No soy un poeta, solo soy un narrador. Tu eres el verdadero poema~

Cerro sus ojos disfrutando cada una de sus atenciones, derritiéndose de amor al sentir que era tratado tan cariñosamente por el Lan. Al cabo de unos segundos se separó ligeramente para tomar sus mejillas y alzarse dejando un sutil beso en sus labios, inexperto y tímido a causa de la inexperiencia, pero aún si no tenía experiencia sabía que en el mundo no debían existir unos labios más suaves y dulces que los de Lan Wangji. Tan perfecto como pensó que lo seria
Ama a los conejos pero ama aun mas a este pequeñito. Tan concentidor y mimado. Suave, perfecto aun con todos y sus defectos. El único capaz de depertar mas que la rabia.

Podría escucharlo mientras lo llena con incontables caricias sublimes y sin doble sentido mas que arrullar y domar todo su ser.

-Poeta- susurro inclinándose para repartir un montón de besitos sobre su coronilla, alaciando leve aquel gallito rebelde de cabello tan característico. mostrando así su lado mas blando, enamorado, empático, como un inocente amante entregado al dulzor de sus palabras.
Suspiro sintiéndose seguro entre el abrazo del Lan, si esto era lo que experimentaban los conejos a menudo entonces no le molestaría convertirse en uno de esos adorables animalitos que Lan Wangji siempre acunaba.

Sus labios comenzaron a repartir besitos por toda la piel a su alcance, sus manos acariciaron su cabello dulcemente—Lan Zhan, Lan Wangji, HanGuang-Jun~ Me gustas—tarareo de forma cariñosa—Me gustan tus ojos, tu cabello, tu sentido de la justicia. Amo tu caligrafía y tú expresión cuando lees, amo lo lindo que te ves con los conejos y lo serio que siempre luce me parece tan atractivo. Amo mucho tu voz y como tocas el Guqin, también la forma en la que luces las ropas de la secta Lan e incluso me gustas cuando comes, te ves tan elegante~
Todo a de ser mecánico. El conejito fue relavdo por uno mas grande y de pelaje negro. Obedeció y le abrazo tranquilo arrimándolo con el deseo de acunarlo como su pequeño amigo.

Sus orejas como faroles se encendieron ante su cumplido y apego su frente con la de el dispuesto a permitirle proceder con sus acciones.
Sonrió acortando la distancia, acarició al pequeño conejo blanco en brazos del Lan antes de tomarlo con cuidado y dejarlo en el piso. Le tomo las manos y lo incito a abrazarlo por la cintura, mientras el rodeaba su cuello—Entonces yo te mimare a ti, después de todo pareces un adorable conejito~
-. . . Tal vez - No daria a conocer sus verdaderas inteciones. Era obvio que un conejo no te dria los mismos tratos que este hombre.
Por supuesto, nada me gustaría mas tomar el lugar de ese pequeño amigo entre tus brazos ¿Vas a mimarme al igual que a el?
¿Por que no mejor vienes aqui y tomas su lugar?
Espero algún día poder tener el mismo efecto en tí que los conejos~

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