KsHs1556691

**[i][c=#E50000][code]La luz y la oscuridad son la dos caras diferentes de una misma moneda, tal y como el dios sol representa la luz que se contrapone a las sombras que gobierna el señor de los muertos, sin embargo ambas voluntades divinas pese a su naturaleza distinta poseen similitudes en sus combiciones, aunque sus caminos usualmente nunca se cruzen la radiante luz del astro rey brilla para el rey Hades en los campos Eliseos, de aquella manera nunca se a generado una discordia entre ambos dioses, pero los actos que han sucedido por manos de un mortal hacen que el sol dirija con mayor severidad su mirada a la tierra de los hombres, pues desde la epoca del mito el castigo para aquellos que desafian a los dioses es mas que la simpre muerte.

Sentado desde su trono en su templo de la montaña sagrada el olimpo, el dios de la luz Apolo miraba con frialdad los resultados de la guerra santa anterior entre su pequeña hermana Athena y su Tio Hades, pese a saber los resultados por ser el aquel que rije los oraculos y las profecias, pese a esos conflictos el radiante sol nunca a decidido intervenir en las disputas de los dioses, pero aquello que el santo bajo la costelacion de los gemelos realizo es un acto que no merece ser perdonado.

Desde la epoca mitologica Apolo a dispuesto de su templo en Delfos como su principal recinto en la tierra, un lugar alque tanto hombres como dioses pueden acudir a recibir las profesias que el dios sol emana mediante sus sacerdotizas las Pitias, quienes fueron masacradas sin pieda alguna por un santo de la diosa de la guerra, algo que incluso los espectros del dios Hades o las marinas de Poseidon no se habian atrevido a hacer, ya que el oraculo sevia como un lugar neutro entre la pudredrumbe de la tierra mortal, por ello desde lo alto del Olimpo el dios del sol canalizo su energia, para enviar sus pensamientos mas alla de las dimensiones y que estos llegasen al dios de los muertos de forma clara y tomando las forma de claros rayos de lus solar. ** [/code][/c][/i]

[center][c=#BFBF60][code][i][b]~☼Funetro Hades, tu que traes el castigo a los hombres, atiende mi llamado pues vengo en tu busqueda ante la afrenta que he recibido ☼~ [/b][/i][/code][/c][/center]

[c=#6060BF]Algo sorpresivo fue para la joven diosa ver que los derredores recobraban aquel verde lleno de vida que hace unos instantes se habían sumido en el éter de la muerte. El cálido sol volvía emanar ese calor tan apetecible y sus rayos dorados volvían a bañar el olimpo dotando de un panorama lleno de gracia y vida, más había algo que le inquietaba… Las palabras del regente del submundo tenían algo de validez, los dioses poco a poco iban despertando y era más que probable que decidieran dar castigo solemne a la vida que poblaba a la humilde Gea. ¿Sería posible que los dioses únicamente despertaran de su largo y apacible letargo para mover las entrañas de la tierra y repetir aquel desastre que puso fin a la vida? Muchas preguntas circundaban su cabeza, pero en el fondo de su ser mantenía la esperanza de que algunos dioses pudieran entender su postura y pudiera detenerse aquel posible nefasto final.

— Hades… estoy consciente que los dioses están abandonando sus lechos de descanso para unirse al despertar glorioso del olimpo, pero… estoy segura que la humanidad tendrá muchos siglos más de vida. A fin de cuentas… ¿No son los mortales copias exactas de nosotros los dioses? Admitir que ellos tienen errores sería aceptar que los dioses no somos perfectos y en todo caso es nuestra causa y responsabilidad darles enseñanza para guiarlos a mejores sendas. Zeus creo la humanidad bajo la promesa de no volver a castigarla con su ira, y por esa promesa puedo estar tranquila.

La ojos glaucos sonreía mostrando una figura apacible, llena de confianza y desbordante de sabiduría, tal como lo fue su progenitora. Sus palabras encerraban gran verdad y a la vez un rayo de esperanza para aquellos a quien defendía aun a costa de su propia vida. Con un giro de su mano diestra, invito al rey del inframundo a acompañarle, aunque unos momentos en aquel verde fresco que cubría los suelos grisáceos del monte. A pesar del pasado bélico que siempre los constriño, deseaba pasar un rato agradable con quien era su tío y uno de los grandes reyes del olimpo. No deseaba pelear o mucho menos discutir. Solo por ese instante, sería una tregua para poder disfrutar las dadivas que la naturaleza les obsequiaba ese día.

— ¿Por qué nací como humana? Es una pregunta que encierra muchas respuestas, pero puedo resumirlo diciendo esto: Para poder aprender más de la humanidad. Como dioses podemos tener una visión exaltada ya que nunca hemos padecido dolor, hambruna o sosiego… pero como humana, puedo aprender de aquellos sentires exiliados por los dioses y ver una nueva faceta del mundo que me rodea. Nacer como mortal ha abierto mis ojos en incontables ocasiones, y gracias a ello he podido entender de mejor forma a aquellos seres que luchan día a día por su supervivencia en un mundo tan duro como este. Gracias a ello puedo apreciar más la vida y disfrutas de esos cortos, pero hermosos momentos que me envuelven y perduraran en lo más profundo de mi alma. Hades ¿No sientes curiosidad por la vida humana?

La deidad guardo silencio, en mil ocasiones había discutido con sus tíos y hermanos pero a pesar de ser una diosa, muy pocas veces pudo interactuar con alguno de ellos, exceptuando los momentos de batalla, solo tenía recuerdos de guerras desagradables, pero si tan solo pudiera plasmar un momento agradable… sería algo que pudiera atesorar para toda su eternidad. [/c]

(espero lo mismo fue un placer) n.n

[c=#608FBF]*El sonido de la varonil voz de la deidad del Inframundo y sus alarmantes palabras dieron aviso a la pequeña, quien justamente acercó sus regordetas palmas al cadáver hecho añicos. Al tocar los restos de aquel sintió ésa viscosa contextura, una muy especial y bastante peculiar, sus ojos veían la sangre esparcirse y acumularse bajo la montaña de carne, piel, vísceras, órganos y huesos rotos siendo cada vez más llamativo.* -[/c] ¿Qué hizo para merecer ésto? ¿se portó mal? [c=#608FBF]-Cuestionó con dulce inocencia que alguien con su intelecto puede tener, mencionando en una actitud despreocupada, cándida, indiferente y carente de toda sensación entre el hecho de saber la diferencia entre el bien y el mal.-[/c] - Yo no uiero ser mala, me gusta ayudar y hago lo que siempre hacen los médicos cuando tienen un ... [c=#608FBF]-pausó en ése momento, alejando por breves instantes su pequeña mano teñida del escandaloso líquido de tono carmín, luego agregó mientras muestra una mueca de sorpresa y mayormente de curiosidad.-[/c] paciente ...

[c=#608FBF]*Quedando al frente de jugoso y destazado cuerpo, Eve continuó viendo sus palmas sin prestar su atención alrededor de la escena, incluso sin restarle el debido respeto a la deidad que es espectador del cruel escenario. Luego, la pequeñita nuevamente agregó.*[/c] -¿Quieres jugar conmigo? Yo misma inventé éste juego, se llama: Ser médicos de la muerte.

[b]Ooc:[/b] No ha sido nada, solo un simple clic, literalmente. Claro. ¿Cuenta con alguna idea en especial?

[c=#BF6060][i]User:[/i][/c] La han devuelto a la vida en forma de servant, y ella se encargará de seguir las órdenes de aquel quien la invocara y estableciera un pacto con la condesa.

Danke, dass du mich angenommen hast, lass uns eine lustige Rolle spielen

[i]Que manera más dulce tenía el emperador del inframundo de referirse a ella, al punto que a pesar de su aparente cansancio, un suave tono rosado se impregnó en sus pómulos al ser mencionada por él de esa manera. De sus labios se escapó un sutil quejido de sorpresa de su voz en el momento en el que le levantase en brazos, algo que solo acentuaría y cambiaría el color de sus mejillas a un intenso carmesí, mientras sus manos buscaban apoyo en el pecho contrario, recostando su hombro hacia él para refugiarse por un momento en su cuello, también como escondite de su mirada. [c=#BF608F]—Señor
Hades... — [/c]"No es necesario que me trate tan gentilmente", quería decir, pero la vergüenza le cortaba el habla en el trayecto de sus pasos hacia el jardín subterraneo. Sintió sus pulmones llenarse y la vitalidad volver poco a poco a su cuerpo cuando notó el perfume de las flores que estuvieran en el jardín.

Su mirada se conmovió por la bella vista; plantas tímidas que se esforzaban por mantenerse, sintiendo el alivio de éstas al tenerle a ella cerca ahora. Sintió ese como el más bello de los regalos que le hubieran brindado, más allá incluso de los detalles que las ninfas tuvieran para con ella, alzando el rostro penosa hacia él, sin poder evitar apoyar su mano en el borde de la fría mejilla contraria[c=#BF608F]. —¿Porqué yo? ¿Porqué me ha elegido como su consorte? Yo, que solo soy una hija del campo... No me creo merecedora de tan precioso regalo. —[/c] Dijo la dulce voz no como reproche sino por ese mismo sentimiento conmovido que ahora le llevara a derramar lágrimas nuevamente, pero de una ternura floreciente que el emperador se hubiera encargado de sembrar en su corazón. [/i]