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*El sonido de la varonil voz de la deidad del Inframundo y sus alarmantes palabras dieron aviso a la pequeña, quien justamente acercó sus regordetas palmas al cadáver hecho añicos. Al tocar los restos de aquel sintió ésa viscosa contextura, una muy especial y bastante peculiar, sus ojos veían la sangre esparcirse y acumularse bajo la montaña de carne, piel, vísceras, órganos y huesos rotos siendo cada vez más llamativo.* - ¿Qué hizo para merecer ésto? ¿se portó mal? -Cuestionó con dulce inocencia que alguien con su intelecto puede tener, mencionando en una actitud despreocupada, cándida, indiferente y carente de toda sensación entre el hecho de saber la diferencia entre el bien y el mal.- - Yo no uiero ser mala, me gusta ayudar y hago lo que siempre hacen los médicos cuando tienen un ... -pausó en ése momento, alejando por breves instantes su pequeña mano teñida del escandaloso líquido de tono carmín, luego agregó mientras muestra una mueca de sorpresa y mayormente de curiosidad.- paciente ...

*Quedando al frente de jugoso y destazado cuerpo, Eve continuó viendo sus palmas sin prestar su atención alrededor de la escena, incluso sin restarle el debido respeto a la deidad que es espectador del cruel escenario. Luego, la pequeñita nuevamente agregó.* -¿Quieres jugar conmigo? Yo misma inventé éste juego, se llama: Ser médicos de la muerte.