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Estaba trabajando tranquilamente en su santuario cuándo apareció de la nada a lamerle la oreja. Acabó volteando y repitiéndo la acción.
── ¿Ya no es tan divertido no? ── Se estana divirtiéndo bastante, aunque al pobre ya lo tenía acorralado en el escritorio de nuevo. Se estaba riendo un poco ante la vergüenza ajena.
 
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—Oh, mira lo que tenemos aquí.- Ya le ha pillado las orejas y eso significa más tortura. Le sopló un poco de aire allí para ver como por reflejo sacudía sus orejitas. Le hacia gracia tal reflejo y a la vez despertaba en él un aire tierno que lo llevó a besar las orejas en su base y a mordisquearlas. Estaba dándole algunos mimos, pese a que le trae unas ganas muy notorias se distrajo un poco con ellas. Le agradan esas partes del menor. —Ah~ Tú ¿sabes que realmente eres un pésimo mentiroso?- Luego de un beso más en la cabeza dijo aquéllo para mirar al menor frente a frente acercando sus rostros. —Te amo-
Dio un pequeño saltito por la tremenda nalgada y la sorpresa provocó que sus orejas color canela y aquella cola erizada salieran a la luz, cola que inmediatamente se metió entre sus propias piernas tembloroso. Al final, se le escapó un buen gemido por sus pezones y la nalgada. — N-no.. a mi no... Y-yo nunca dije que me gustase, Kou..- El sonrojo que tenía en ese momento, que cubría casi por completo su rostro era bastante erótico. Además de esas orejas gachas. Podría decir lo que quisiera.. pero sus pezones estaban erectándose y su cuerpo reaccionaba ante su alfa, además, de que sus caderas se movían un poco de forma involuntaria, buscando la mano que seguía sobre una de sus nalgas.
Le estaba haciendo la maldad del día.
──¿Que manos? ¿ésta?── Cuándo preguntó le dió una nalgada fuerte a la par, una que le dejaría un escozor en la piel durante un buen rato.
──¿O está que está aquí?── La otra mano ya estaba a la altura de uno de los pezones, dos de sus dedos tomaron uno de estos para jugar un poco.
── No te estoy haciendo nada Tomomi... Es tú imaginación querido. ── y el sarcasmo afloró
Lo vió morderse, casi como si no pudiera aguantar la adrenalina.
──Mira que sucio eres, pensar que te gusta que te puedan ver... ── Y a él que realmente le da igual que lo vean, es una mala combinación.
— Es que.. tus manos.. t-tus manos se sienten muy bien.. la lengua...- Quizás era por el hecho de que alguien podía pasar por delante y verlos, que la puerta estuviese abierta.. pero, Tomomi estaba mucho más sumiso de lo normal. Se mordió un poco la mano en afán de callar su voz, pues esos hermosos y bellos jadeos entrecortados empezaban a salir. — Lo mio solo fue una lamidita..- No intentaba escaparse de las atenciones a pesar de los riesgos que había, pero la mirada que le dio.. fue todo un poema.
── No importa. ── Para él no sería importante, pobre de sus hijos si alguno se le aparece.
Seiryū la había deslizado su lengua por el pabellón de la oreja del menos y descendió para comenzar con unos besos humedos a la altura del cuello. Sus manos las tenía ocupadas. Por un lado la derecha estaba bajando por la cintura del menor delineando el contorno. La otra ya se estaba colando debajo de sus prendas para tocar su suave vientre.
──Cariño ¿por que vas a gemir? Solo estamos jugando ¿no cielo? Tú empezaste... ──
Hay veces donde si puede pillarlo por sorpresa porque sabe donde tocar y que hacer.. pero algunas otras, eso le juega en contra, como en esta. — Hiii..~- Se estremeció por completo. Kou hacía trampa... Su lengua hacia el trabajo de dos a la vez. — Ko-Kou.. la puerta está.. abierta, van a escucharme..- Porque se le escapará algún gemido como siga así, sabe que es uno de sus punto débiles y no lo aguantará en esa posición.

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