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Rosas. || Sweetcanon.
 
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KenKurokawa · 31-35
(...) los tatuajes de varias rosas incorporadas en su rostro, en honor a aquel corto pero intenso amor que tuvo en sus primeras experiencias en la vida.

Cada vez que puede, va a la floristería que trabajó en su pasado, para comprar un ramo de rosas, con la esperanza, de encontrarse con ella por las coincidencias del destino.
KenKurokawa · 31-35
(...) La impotencia del joven fue inevitable. Ese día había pedido permiso para salir temprano, porque según un malestar estomacal lo estaba afectando, y tras salir airoso de su mentira, no pudo salir en ese ahogo insoslayable, y el atropello a su sentir.
Justo antes de dormir, recibió un mensaje en su teléfono… “Sálvame, Kenryuu. No quiero estar aquí.”

Habría entendido rápido, que todo fue parte de un acuerdo familiar, y la voluntad de la anunciadora del clima también fue abollada. Su llanto no sólo era propio, sino mutuo. Luego, en los periódicos, la reciente pareja arreglada viajaría en un rumbo desconocido. A partir de allí, no recibió más noticias de ella. Resignado a la idea, fue víctima del tiempo.

En el momento en que se adentró a la yakuza, tuvo la oportunidad de escoger un par de diseños para el irezumi que se le aplicaría a su piel, aquellos tatuajes distintivos de la renombrada mafia japonesa. Kenryuu, lleva desde entonces hacia el final de sus días, [i](...)
KenKurokawa · 31-35
(...) acordaron en un día de ellos, reunirse, fuera de los tópicos de trabajo.

“Quiero ser meteoróloga de verdad… No siempre es gustoso que los ojos estén encima de ti. Soy más que una imagen.” Habría confesado ella, como su gran sueño. El azabache sonrió, y le habría hablado sobre sus cortas ambiciones en ese entonces. Siempre recordaría esa frase de su parte, y sería el inicio de un idilio confidencial entre ellos.

Las escondidas, serían el juego que ellos aplicaron para sus encuentros y amoríos. No podía creerlo, después de todo en sus cortas experiencias en el mundo del romance, era una sensación que no podía quitarse con nada.

Hasta que… recibió una noticia devastadora, cuando la chica dejó de ir por muchos días, e inicialmente el novato vendedor no sabía por qué, si incluso al llamar no le contestaban. Hasta que apareció en los masivos medios que, sería esposa de un importante y sucio magnate, manchado de polémicas y de uso de talentos, en ese entonces, flores de
KenKurokawa · 31-35
(...) joven para aparecer en los medios de comunicación. La cliente había pedido un ramo de rosas, porque tenía cierta preferencia.

“¿Cuál es su nombre?”

Vez primera que Kenryuu trabajando allí, preguntaría el nombre de un comprador, y a pesar que el “nombre” de la joven era público, el nerviosismo se lo devoró vivo, y de dicho modo, osó a preguntar.

“Mi nombre es Rose… Irónico. ¿No?”

Recibió inmediatamente como respuesta. Dio en razón que dicho nombre público era nada más que un pseudónimo, y eso incrementó el interés del chico. El embobamiento provocó que, le regalase el gran ramillete de rosas, con la cual la chica comparte nombre. La chica sonrió, él también lo hizo, y al momento de que ambos se despidiesen, Kenryuu recibió el regaño por regalar los productos.

Diariamente, la chica pasaba a visitarlo en las tardes, y Ken siempre le regalaba una rosa, y ella siempre se las aceptó, incluso coleccionándolas y cuidándolas muy bien. Hasta que, (...)
KenKurokawa · 31-35
Desde temprano, Kenryuu debió conseguir trabajo ante la ausencia de sus padres y la obligatoria mantención de su hermana menor, y poco antes de adentrarse al mundo criminal. Siempre recordará que donde más se empleó fue en una floristería, de mala gana, pues no había mucho en ese entonces para ejercer y ganarse algo de monedas para el pan de cada día.

Le parecía aburrido, incluso absurdo. ¿Cómo las flores tendrían algo especial? No fue entonces, hasta que, apareció una joven a las afueras de dicha tienda. Aparecería una joven tarento, que es a quiénes se denominan personas con cierta fama explotable en la televisión japonesa, interesada en llevar un par de rosas, pues eran sus flores favoritas. La chica es una hafu, determinación nipona para quiénes son mitad japoneses.

De manera casi inmediata, el joven nipón corrió a atenderla, apuntado por su belleza… ¿No era la chica que aparecía en el tiempo? No es que veía mucho el programa meteorológico, pero… era ella, y tan (...)

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