Se enderezó un poco para facilitar el vendaje pero ante aquel inesperado apretón de más vendas se quejó un poco llevando sus manos suavemente sobre las ajenas. — Ya haces demasiado por nosotras... es decir, Ahri no puede poner una venda en su lugar, te cura de una cortada y te deja sin oreja. — rascó su mejilla un poco con su diestra, no sabía que hacer para animarla. — Algún día podremos estar en paz, no me voy a rendir. — Se acercó, pegando su frente a la de ella. — Confía en mi, conejita ~
La escuchó, al tiempo que colocaba el vendaje alrededor de su cintura. ¿Por qué las cosas tenían que complicarse de ese modo? Le hacía sentir impotente, y débil, aunque trataba de aparentar valentía, era solo una pequeña conejita en un mundo demasiado grande y peligroso. —Ojalá pudiera pelear.— Dijo casi con amargura, y ni siquiera se dio cuenta de que quizás apretó las vendas un poco más de lo necesario.
Inclinó un poco su cuerpo hacia un lado para permitirle atender sus heridas con mayor libertad, miraba hacia una de las ventanas y cerró uno de sus ojos al sentir el antiséptico sobre sus heridas. — Mnh...— respiró profundo, escuchó atenta sus palabras y negó. — Esto va más allá, Vi. — algo había comprendido durante su estadía, durante los negocios que había presenciado. — Se trata de poder, te quedes aquí o no, nos atacarán porque lo que quieren es derribar el castillo que Synne ha construido. — Se removió un poco poniéndose más cómoda, aquello tomaría un momento a final de cuentas. — Si acaban contigo, seguirán con Ahri... después con las demás, conmigo y al final harán que Synne vea destruido aquello que con tanto esfuerzo protegió. — Miró de reojo a la coneja y sonrió ladina. — Así que por eso es mejor disfrutar mientras podamos ...— añadió esto último en un tono despreocupado.
—Shh, con esas quejas más pareces un cachorro que un alfa.— Rió suavemente. No tardó mucho tiempo para que esas marcas de garras estuvieran listas para tratarlas. —Solo trata de tener cuidado... ¿quieres?— Mordió ligeramente su labio inferior, un gesto que hacía cuando estaba nerviosa, o preocupada. Los problemas entre clanes aumentaban, y aunque Synne trataba de que Violet permaneciera inocente e ignorante al respecto, no podía evitar pensar que era la más grande debilidad de la fuerte casa de la Serpiente. —Debería dejar de salir, dejar de ponerte en riesgo y de preocupar a Synne... aquí estoy segura.— Pensó, quizás nunca debió abandonar su jaula de oro, mientras ponía un poco de medicina sobre las heridas.
Sonrió con complicidad ante sus palabras mas no afirmó nada. — Alimentaria tu ego y está bien justo donde lo tienes. — no sé resistió, en realidad fue bastante dócil cuando se acercó a quitarle la bandita de sus labios. — Es mi deber protegerte, si necesito pelear para hacerlo eso haré. — apretó sus dientes un poco al sentir el paño hacer contacto con su piel herida. — Con cuidado...— añadió en voz baja antes de levantar su vista hacia Vi. —
—¿La presa ha asustado al depredador?— Una pequeña sonrisa se dibujó en los labios de Vi, que se acercó hasta donde la loba se encontraba, apoyando sus rodillas en el suelo para acomodarse detrás de ella. —Ya ni siquiera es raro que te metas en problemas.— Le arrebató la bandita de los labios. Eso no iba a ser suficiente. Tomó el paño que estaba dentro del cuenco con agua, y lo exprimió para, delicadamente, limpiar bien sus heridas.
En casa siempre tenía a la doctora para que atendiera sus heridas, quizás se había vuelto un poco dependiente de eso y ahora que estaba en otro lugar, atender sus propias heridas llegaba a ser complicado. Estaba tan concentrada que no se había percatado de la presencia de la coneja, fue hasta que levantó la vista para tomar algo que le vió, inevitablemente dió un apenas perceptible salto en su lugar. No dijo nada, solo la miró por un momento y después sonrió nerviosa.
