La escuchó con atención, contrario a lo que la loba creía, la Kitsune no mostró gesto alguno de burla. Aquélla fiesta había sido un error, pero tampoco tenía el valor de decirle a Synne en su cara que se había equivocado. Había puesto a todas en riesgo, y si Kate no hubiese estado ahí, habría ocurrido una masacre. —Los asuntos entre los clanes están tensos. Las alianzas de paz son... débiles.— Desvió la mirada por un instante. —No culpo a Synne por intentarlo.— Caminó hacia ella, y colocó su mano sobre la cabeza ajena. —Por otro lado, no se por qué esperabas que te diera palmaditas y te dijera que hiciste un buen trabajo. Sabes que ella no es así. Con lo enojada que estaba, tú deberías agradecer que no hubo consecuencias mayores.— Deslizó sus dedos hacia su mejilla, luego a su oreja. Dio una suave caricia antes de sujetarla y dar un solo buen estirón.