- El caldero no le había mostrado información específica de la Princesa Nualla, pero era suficiente para comenzar. Había redes de pescar, un río grande y el sol brillaba en el cielo, por lo que mínimo debería estar en el mismo continente. Aunque había varios ríos, la pesca era prominente en la cercanía de uno de los puertos más famosos que conocía: Runart. Allí el comercio era abrumador, incluso contaban con su propio astillero. Con su tamaño pudo volar el trayecto de dos semanas a caballo en sólo un día, así que ya llevaba la delantera con su enemigo, que no tardaría en organizar su búsqueda-
-se deja cargar por el mayor, cubriendo sus ojos por un momento y tragando en seco. Se lo estaba pensando una vez má, pero él era quien habia provocado todo aquello y estaba dispuesto a asumir la responsabilidad de sus actos, aún mas porque era lo que deseaba, lo que quería. Deja salir sus nervios en un tembloroso suspiro descubriendo finalmente sus ojos- No creo hacerlo, Leo... asi que... aceptame...
