Hizo un gesto con su mano derecha casi como si celebrara la victoria sobre el temperamento de su compañero.
—El que gane paga la siguiente posada. —solo para hacer más interesante la cosa, después de todo sospechaba que Kai no tenía dinero. ¿?
Haru empezó a caminar hasta el árbol más solido que había cerca de ellos, llevo sus manos hasta su sugegasa solo para quitarlo de su cabeza y hacerlo reposar en el tronco, en consecuencia ahora se le podía ver de forma más clara la cara y por su puesto, sus cicatrices.
Sacó su brazo derecho del haori, consiguiendo que esa parte de la prenda simplemente cayó hasta la mitad del cuerpo de Haru, revelando también un tatuaje que envolvía desde brazo medio hasta parte de su pecho y espalda, eran las ramas de un árbol de cerezo que matizaban perfectamente con la piel del espadachín al igual que un vendaje que rodeaba desde sus costillas hasta abajo.
Finalmente y tras acariciar con cariño el mango de su katana la dejó reposando junto a su sugegasa.
—No quiero ofenderte, pero tengo la sensación de que deberíamos usar mejor... esto. —se giró hacía su compañero y en un abrir y cerrar de ojos habría hecho aparecer en cada una de sus manos una espada de madera respectivamente. —Es lo mejor que puedo hacer, cuando me enfoco en artes ofensivas no puedo utilizar la hechicería correctamente y al contrarío. —y si, se notaba en el diseño tan irregular del mango de ambos objetos.
Dio un par de pasos hacía el contraría para permitirle que tomara una de las espadas que el extranjero poseía.