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Rol privado.

Un edicto de la realeza, impreso en un pergamino antiguo, resonó como un eco en el aire, convocando a la médico a un destino inmediato. Al salir presurosa, se encontró con un desolado panorama, desprovisto de caballos dispuestos para su pronta partida, obligándola así a emprender una caminata ardua en pos de solicitar prestado uno de estos nobles corceles. En el transcurso de su trayecto, un enigmático hombre emergió en su estela, persiguiéndola sin emitir ni una sola palabra. Fluctuaba en la incertidumbre de si debía sentirse segura en su presencia o amenazada por su silencio.
 
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Kail33na · 100+, F
Al ver por primera vez al enmascarado, apareció en ella un dolor anormal que la obligó a cerrar sus ojos y sujetarse el pecho con firmeza. —N-No te acerquéis. La fémina fue retrocediendo con dificultad.

Y de repente un tercer personaje emergió en la escena. Su figura imponente yace sobre un corcel, cuyo galope resuena en el aire. A medida que las palabras agitadas de la mujer alcanzaron sus oídos, el jinete azotó las riendas del caballo con destreza. —¡Mei! ¡Tranquilízate! Dijo con urgencia.[/c]

Descendió con elegancia de la silla de montar, y se posicionó frente al enigmático enmascarado. Sus ojos azules relucieron con determinación mientras afirmaba con voz firme: —Si continúas acercándote a ella, acabarás con su vida. Soldado, ¿no te avisaron en el Palacio el porqué ella debe viajar sola? La joven sin pensarlo subió al rumiante, y el caballo avanzó lentamente, permitiendo una distancia adecuada con los dos hombres. —Av
 
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